Luisa María Alcalde, actual titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), ha expresado su interés en asumir la presidencia del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) tras la salida de Mario Delgado, quien ha dirigido el partido desde noviembre de 2020. Delgado fue recientemente anunciado como el nuevo secretario de Educación Pública (SEP) por Claudia Sheinbaum.
En una entrevista con Álvaro Delgado, Luisa María Alcalde mencionó: «Para mí sería un honor poder presidir Morena, poder trabajar en la consolidación del partido, poder trabajar en que sea una herramienta que dure muchos más años». Además, destacó la importancia de Morena no solo como un instrumento electoral, sino también como una plataforma para promover la participación popular, el debate y la revolución de las conciencias, siempre alineado con sus derechos e ideales.
La salida de Mario Delgado ha generado diversas especulaciones sobre quién podría asumir la presidencia de Morena. Alcalde es considerada una fuerte candidata debido a su trayectoria dentro del partido y su experiencia en el gobierno. Además de ser la secretaria de Gobernación más joven en la historia de México, ha sido secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS) y legisladora federal, así como la primera coordinadora nacional de Jóvenes por Morena.
La decisión final sobre el reemplazo de Delgado recae en el Congreso Nacional de Morena, que deberá elegir al nuevo presidente antes del 1 de octubre, fecha en la que Delgado asumirá su nuevo cargo en la SEP. Luisa María Alcalde subrayó que también dependerá del presidente Andrés Manuel López Obrador y su decisión sobre cuánto tiempo desea mantenerla en su gabinete.
Entre los posibles candidatos a suceder a Delgado, además de Luisa María Alcalde, se encuentran Citlalli Hernández, actual secretaria general de Morena; Jesús Ramírez, vocero de Presidencia; y Martí Batres, jefe de Gobierno de la Ciudad de México. De ellos, solo Hernández ha expresado públicamente su interés en la posición.
Luisa María Alcalde concluyó que este es un momento crucial para definir y consolidar los principios y valores de Morena, incluyendo el humanismo mexicano y el lopezobradorismo, fortaleciendo así el papel del partido en el panorama político del país.