Desde hoy y hasta el 11 de este mes, se celebra la cumbre por el 75 aniversario de la Alianza Atlántica en Washington rodeada de incertidumbre por la guerra entre Ucrania y Rusia y la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre de este año.
El anfitrión es el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que enfrenta su reelección contra el candidato republicano y sobre quien recaen sospechas a propósito de su estado de salud.
Biden recibe a los dirigentes de la OTAN de 32 países desde hoy martes y hasta el próximo jueves. También han circulado invitaciones para los mandatarios de Australia, Corea del Sur, Japón y Nueva Zelanda en señal de la expansión de la Alianza en Asia.
El protagonista de la reunión será el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, cuyo país no pertenece a la OTAN.
Con el apoyo de la OTAN a Ucrania, la Alianza ha retomado su propósito originario cuando se fundó en 1949 para defender a los países miembros de la amenaza de la Unión Soviética.
Desde que inició el conflicto entre Kiev y Moscú en 2022, Ucrania ha recibido ayuda de casi todos los países de Occidente para intentar frenar el avance ruso, pero hasta el momento no lo ha logrado.
Un funcionario europeo ha señalado que el ambiente previo a la cita de la OTAN es “sombrío”.
“Esta cumbre será muy diferente de los planes iniciales porque se celebra en un momento crítico para la seguridad europea”, dijo el funcionario que ha pedido permanecer anónimo. Y añadió que “Rusia se encuentra hoy en una situación bastante cómoda. Creen que simplemente pueden esperar”.
El director del programa Europa, Rusia y Eurasia del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, Max Bergmann, señala que la cumbre llega en “el mejor de los momentos y en el peor de los momentos”.
“El mejor de los momentos, en el sentido de que la Alianza sabe de qué va: disuadir a Rusia. Los miembros de la Alianza están gastando más”, comentó.
“Pero también es algo así como el peor de los tiempos, obviamente debido a la guerra en Ucrania, los desafíos de aumentar el gasto de defensa europeo, las preocupaciones sobre la fiabilidad de Estados Unidos”, complementó.
Donald Trump, durante su administración como presidente de Estados Unidos, mostró su escepticismo hacia la OTAN a la que criticó con dureza, mientras exhibía su afinidad con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Actualmente, el candidato republicano aventaja ligeramente a Biden en las encuestas, afirma que puede detener la guerra entre Ucrania y Rusia, y asegura que sus asesores le aconsejan que condicione la futura ayuda a que Kiev ceda a Moscú parte de su territorio.
La cumbre será también la presentación oficial del nuevo primer ministro británico, el laborista Keir Satarmer, después de su reciente victoria en las elecciones.
Se despide el secretario general de la OTAN en el cargo durante los últimos diez años, Jens Stoltenberg, que ha dirigido sus esfuerzos a que la Alianza y no Estados Unidos lidere la ayuda a Ucrania.
Stoltenber apura sus días como secretario general de la OTAN para que los países integrantes de la Alianza proporcionen anualmente 40.000 millones de euros a Ucrania para que pueda enfrentar a Rusia.
Entre los miembros de la OTAN existe el convencimiento de que, en caso de que gane Trump las elecciones, disminuirá significativamente la ayuda que Ucrania recibe de Estados Unidos, que durante la administración Biden se ha elevado de momento a 175.000 millones de dólares.
La cumbre se celebra tras la incorporación a la Alianza de Finlandia y Suecia.
Estados Unidos se opone a la posibilidad de que Ucrania solicite su ingreso en la OTAN que ya le fue negado el año pasado en la cumbre de Lituania en medio de una gran tensión.
Autoridades ucranianas aseguran que no hay posibilidades de insistir en la adhesión de su país a la OTAN.
Tanto Estados Unidos como la OTAN se oponen al ingreso de Ucrania porque equivale a que la propia Alianza Atlántica se enfrente con Rusia ampliando el conflicto al uso de armamento nuclear.
