Antes de buscar culpables y traidores, convendría reflexionar con frialdad sobre el alcance de la propuesta poniendo en primer lugar el bien de México.
Un encuentro destinado a confrontar personalidades y temperamentos. Cada quién sacó sus conclusiones. Ningún candidato desmereció la cita. Ningún candidato ganó. Ningún candidato perdió.
La vorágine electoral desde hace meses pasa por alto otras elecciones tan decisivas como las presidenciales o las dirigidas a elegir diputados y senadores....
Más allá de ganadores y perdedores, un debate opera como un espectáculo que exhibe las
cualidades, fortalezas y debilidades de los candidatos. Los espectadores asistimos a una especie
de desnudamiento de las personalidades que aspiran a gobernar México el próximo sexenio. Es
más que una confrontación de ideas, una exposición de proyectos, una demostración de
intenciones.
Según un informe del Gobierno de México, al 13 de mayo, 7 mil 871 elementos están participando en estas tareas en coordinación con el Instituto Nacional Electoral (INE) y para la protección de los candidatos.