«El Estrangulador Solitario», asesino serial que desafió a la ciudad

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En octubre de 1969, el Hotel Capitol en el Centro Histórico de la Ciudad de México se convirtió en escenario de un oscuro crimen: el cuerpo de Elias Cazares Romero fue descubierto sin vida en una de las habitaciones. Este macabro evento marcó el inicio de una serie de asesinatos que desconcertaron a la ciudad durante los siguientes meses.

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Apodado como «El estrangulador solitario» por los medios de comunicación, este enigmático criminal llevó a cabo una ola de asesinatos entre octubre de 1969 y mayo de 1970, dejando una estela de muerte y misterio a su paso. Sus víctimas, estranguladas sin piedad con un cordón o un cinturón, fueron encontradas en diversos hoteles de la Ciudad de México, sin que existiera una conexión aparente entre ellas más allá del método utilizado para extinguir sus vidas.

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A pesar de la atención mediática que rodeó los crímenes del «estrangulador solitario», las investigaciones policiales no lograron avanzar significativamente. La identidad del asesino permaneció en la sombra, alimentando el temor y la incertidumbre en la población.

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Las autoridades, incapaces de resolver los crímenes, se vieron obligadas a considerar la hipótesis de que las víctimas se habían quitado la vida, una teoría rápidamente desacreditada por testigos presenciales. Se esbozó un perfil del perpetrador: un hombre alto, moreno, de entre 25 y 28 años, con cabello largo y nariz afilada, que conducía un Ford Falcon. Se le conocía como Alonso y se rumoreaba que trabajaba como sexoservidor en el centro de la ciudad.

Sin embargo, el estigma y la discriminación hacia la comunidad homosexual en ese tiempo obstaculizaron las investigaciones y contribuyeron a que el caso quedara sin resolver. Tras el último asesinato registrado en mayo de 1970, la policía del Distrito Federal cerró el expediente, esperando que la violencia cesara por sí sola.

Desde entonces, el «estrangulador solitario» desapareció en las sombras, llevándose consigo su identidad y sus crímenes sin castigo. Sin pistas firmes ni indicios de su paradero, es probable que este enigmático asesino serial permanezca en la impunidad para siempre, sumiéndose en la oscuridad de la historia criminal de México.

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