Marko, Alito y la oposición

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Los partidos de oposición no han hecho oposición en todo el sexenio. No es verosímil que de
repente acepten a una candidata para competir con la candidata de Morena. Las sospechas se
antojan certezas. No interesa a PAN y PRI contender con López Obrador ante la amenaza
muy presente de que dirigentes comparezcan ante un tribunal de justicia. La elección de
Xóchitl Gálvez algo tiene de simulación, de concesión o de cesión a una sociedad civil
irrelevante para los partidos. Una componenda entre actores que se resisten a abandonar su
protagonismo en favor del protagonismo de los ciudadanos. No incomoda a PAN y PRI un
candidato u otro mientras asegure su derrota. Su inacción y complicidad con Morena exhiben
sus prioridades. Los ciudadanos son sólo otras piezas en un juego donde lo relevante es el
dinero que reciben las respectivas dirigencias. No es creíble que partidos políticos serios tengan
como presidentes a Marko Cortés y Alito Moreno. Esos nombramientos se justifican para
administrar a conveniencia la corrupción. Ambos han entregado la ciudadanía al oficialismo a
cambio de pingües utilidades de todo tipo. Marko Cortés, tipo ridículo, arremete con
proclamas épicas que en su ardor delatan la farsa. Alito Moreno, más político, no se resiste a
hacer el payaso cuando conviene. El último numerito lo interpretó hace poco cuando expulsó
del PRI a antiguos militantes que ya habían presentado su renuncia meses atrás.
No son personajes estimados por los votantes. La desafección a estos antiliderazgos es
consecuencia de su desinterés ante la situación política porque su interés reside en exclusiva en
la situación económica personal. La elección de candidatos para ocupar cargos de elección
popular no contempla idoneidad, sino capacidad para atraer recurso. El gobierno de López
Obrador es un fraude sin atenuantes, pero inseparable del fraude sin atenuantes de PAN y
PRI. Si a los partidos de oposición les interesara realmente presentarse como alternativas
competitivas en las elecciones de 2024, ya se habrían desembarazado de Cortés y Moreno.
Mantenerlos al frente es confesión de parte del aparato partidista. Hasta hace unos años,
Acción Nacional sostenía un ideario reconocible. En la actualidad, carece de propuestas
ajustadas a ese ideario. Se ha desplazado a la izquierda política, desocupando la derecha
ocupada ahora por Verástegui. El PAN se ha transformado en una opción equiparable al PRI,
PRD, Morena, PT, PVM, MC. Todos los partidos son el mismo partido. Es inútil considerar
que alguno ejerza de alternativa porque ninguno representa alternativa alguna.
Desde el punto de vista político, es irrelevante el voto porque los partidos defienden lo
mismo. De manera que las elecciones se juegan entre ciudadanos que serán decisivos si obligan
a los partidos a incluir reclamos y demandas. Pero no sucederá porque los intereses de Marko y
Alito están muy alejados de una sociedad decepcionada, desamparada y cansada. Urge
promover nuevos partidos políticos al servicio de la sociedad plural y que impidan el ingreso a
sujetos como Cortés y Moreno.

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