Connotaciones de la ingeniería social en política

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La Ingeniería Social se relaciona con la pretensión o capacidad de influir en actitudes y comportamientos sociales masivos, por tanto, en política, ello implica la intención de partidos y actores políticos, así como de gobiernos, de producir respuestas inducidas y manipuladas en una población objetivo: el electorado. Técnicamente, podemos decir que dicha acción es tan antigua como la política misma, pues nada tan básico en el afán de dirigir la percepción de una audiencia, que recurrir al arte de la seducción de las palabras que políticos, tribunos y parlamentarios utilizan y han utilizado por siglos para moldear y conformar los rasgos en la percepción y opinión públicas.

Hoy, el país se encuentra envuelto en una compleja red de intereses por manipular la voluntad popular que se verá reflejada en las urnas; el tema electoral es creciente y dominante en la opinión pública, así como en el debate político y mediático que se sumerge en la confrontación y pragmática lucha por el poder y para lo cual, no se tiene el menor miramiento ni escrúpulo al hacer uso de principios sociológicos y fundamentos psicológicos, a fin de tomar ventaja de la vulnerabilidad humana para manipular a las personas buscando realicen acciones determinadas.

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Si bien la Ingeniería Social debiera ser sinónimo de construcción de ciudadanía, de acción generadora de gobernanza democrática e incidencia en el diseño e implementación de políticas públicas, que toma ventaja de la generación de habilidades colectivas a través de la producción de conocimientos y acciones públicas, lo cual evidentemente otorga una connotación positiva; en la realidad, se le refiere de forma negativa como sinónimo de manipulación, abuso y engaño con fines parciales, distintos al bien común, lo cual parece ser cada vez más fácil gracias al crecimiento y desarrollo exponencial de las tecnologías de información, donde la línea entre el marketing y el ciberataque es cada vez más delgada.

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Las dinámicas propias de la Ingeniería Social, están inmersas igualmente en el entramado de leyes que rigen al país, pues conlleva el efecto de tutelar el comportamiento social a través de prohibiciones y restricciones tendientes a inhibir comportamientos fuera de norma y que son reprobados socialmente; cambiar actitudes públicas respecto de un comportamiento, es un objetivo social relevante de las leyes y reglamentos. El gobierno, igualmente influye en el comportamiento social, mediante incentivos y apercibimientos integrados en las políticas públicas, práctica que bien pudiera etiquetarse como ingeniería social, dada su intención de conducir a la sociedad a determinadas conductas e interacción con el gobierno, que actuarían de forma distinta de no presentarse intervención gubernamental.

Los acontecimientos y expresiones sociales recientes en el país, nos deben mantener alertas para no caer en manipulación, pues tanto la oposición como el grupo en el poder, intentan dominar una narrativa que merece ser analizada con mayor detenimiento; por ejemplo, en el tema de las manifestaciones en las plazas públicas que la oposición considera como el mayor de los éxitos sociales, la contraparte sabe perfectamente que el llenar plazas públicas es mucho más fácil que llenar las urnas el día de la elección, por lo que objetivamente se trata tan solo de un ejercicio de libre asociación y manifestación de las ideas, resultado de luchas históricas sociales que lo hacen posible y que, si bien tienen todo el mérito de conjuntar en mítines la expresión de inconformidades de un importante sector social, tampoco son reflejo del humor social generalizado. A menos de cien días de la elección, la democracia requiere acciones individuales con resultados colectivos.

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Es claro que la Ingeniería Social tiene un impacto significativo en la política; sin embargo, la ciudadanía no es una masa amorfa que se pueda moldear a voluntad, pues por fortuna para México, cada vez más, se trata de un conglomerado social que cobra conciencia real de sus cuatro dimensiones básicas: Social; Política; Cultural y Económica.

Carlos Tercero

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