Circo de frikis

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La clase política deshonra a México

Separada de la realidad, enajenada, al margen del país, la clase política deshonra a México. No pierde oportunidad de hacer el ridículo dándose tono y estatus. La exhibición no exime a ningún partido, a ningún gobierno, a ningún cargo. Aprovecha cada ocasión para desplegar numeritos de circo de frikis con mujeres hirsutas, forzudos, enanos, gigantes, siameses, desdentados, macrocéfalos, fenómenos en frascos de cloroformo. La pieza de relumbrón la acapara el incontinente verbal que nunca decepciona. Grotescos, los políticos normalizan lo extravagante con cinismo y desvergüenza. El interés no reside en el servicio a la ciudadanía. La urgencia privilegia sus trifulcas y ajustes de cuentas. Profesionales de la carpa, apenas defraudan, entregados con fervor al burlesco. La política se asume pretexto para representar epatantes espectáculos que muestran la creatividad de sus protagonistas.

Exquisita actuación de la troup se celebró el jueves pasado en Monterrey, capitalizada en exclusiva por payasos tullidos y desplegada en la pista central con lujo de acrobacias, equívocos y cachetadas. Los presidentes de PAN, PRI y PRD viajaron a Monterrey para ventanear al gobernador de Nuevo León. Marko Cortés, Alito Moreno y Jesús Zambrano acusaron a Samuel García de perseguir, chantajear y extorsionar a diputados estatales. No faltó la obligada denuncia de corrupción. Que Marko, Alito y Chucho acusen persecución política cuando no se han dedicado a nada más no deja de ser una puntada. Pero no es lo mismo que el presidente del PAN o PRI o PRD persiga a panistas o priístas o perredistas a que lo haga el gobernador de Movimiento Ciudadano. Que Marko, Alito y Chucho denuncien corrupción en la actuación de Samuel cuando se han entregado de tiempo completo a administrarla en lo personal y en lo colectivo se antoja verdadero hallazgo. Que Samuel, oligofrénico con ínfulas de estadista, a su vez denuncie lo mismo en Marko, Alito y Chucho, no deja de ser brillante ocurrencia cuando no practica otra cosa desde que llegó a la gubernatura. Para desmentir evidencias en su contra, Samuel, inútil con aires de no me merecen, se dedica a postular a su esposa Mariana al Senado con un argumento inatacable: se lo merece. Uno se pregunta por qué no promueve a su hijo al Congreso alegando otra razón imbatible: nos lo merecemos.

Andrés Manuel se sumó al numerito circense

Para rematar la función, Andrés Manuel se sumó al numerito circense como espontáneo incapaz de resistirse a su tedioso narcisismo. Que López Obrador denuncie chantaje y corrupción de PAN, PRI y PRD invita a risas sonoras. Que apoye a Samuel arguyendo que no es chantajista ni corrupto levanta carcajadas. Que además hable como si él mismo no participara de tales fechorías es una proeza. Concluida la actuación, agarrados de la mano, todos saludaron al público devoto que los despidió con estruendosa ovación. Mientras se repartían lo recaudado, disfrutaron de unos sabrosos tamales de chipilín servidos por José Ramón, Andi, Gonzalo, Pío, José Ramiro y Felipa.

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