Retrato de una relación de poder

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Mientras suena esa melosa declaración de amor Baby I love you en la versión de The Ramones, se mira a la niña de 14 años, Priscilla Beaulieu, pintarse las uñas de los pies sobre una alfombra rosa y un registro de su mirada con sus ojos de color para retratar su inocencia. Mientras bebé un refresco en la barra de un restaurante se le acerca un elemento del ejército para preguntarle si le gusta Elvis Presley y si quisiera ir a conocerlo.

Esa es la primera línea de Priscilla (2023), la más reciente película de la directora Sofia Coppola (Perdidos en Tokio, 2003) inspirada en el libro Elvis y yo: la verdadera historia del amor entre Priscilla Presley y el rey del rock n’ roll, en el que la autora relata las formas en qué lo conoció, su matrimonio, y el desenlace de la relación.

Está ambientada a finales de los años 50, en esos encuentros en los que Elvis queda cautivado con ella; le confía sus temas personales e intimistas y ella guarda los secretos. Insiste en volver a verla pero debe hablar con sus padres. Ella es una niña y él ya era el Rey del Rock, un artista que lo tenía todo, una vida de lujos, autos, conciertos y rodajes de películas.

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Con la promesa de que logre terminar sus estudios, convence a sus padres para sacarla de su hogar y llevársela a vivir con él a su mansión en Graceland, situada en Memphis, Tennessee, donde comienzan las largas ausencias. Priscilla vive momentos de soledad mientras Elvis está rodando una película. Enfrenta el trato hostil del padre del Rey del Rock que le pide no meterse en el negocio, mientras soporta los rumores en los periódicos, de presuntas relaciones con las actrices de reparto.

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Elvis no quiere que salga de casa, no quiere que trabaje ni se distraiga, porque cuando llame la tiene que encontrar y cuando regrese ella debe estar allí. Es tan sólo una niña, se le escucha decir a las amigas de Presley. La lleva de compras para cambiarle sus vestidos por los de una mujer adulta, le acentúa el maquillaje, el delineador, y le cambia hasta el color de cabello. Por las noches se la lleva de fiesta y le comparte pastillas, una tras otra, algunas para dormir y otras para mantenerse despierta.

El film relata al Elvis galante, dipuesto a darlo todo por la mujer que ama; el feliz matrimonio y el nacimiento de su única hija, pero relata también los desplantes constantes, los arrebatos violentos y de arrepentimiento, las ausencias frecuentes y las fotos de sus romances mientras sale de gira. Priscilla se hace cada vez menos, como en esa escena en la que él parte en un autobús mientras se aleja de su esposa que lo espera con la bebé en sus brazos, haciéndose cada vez más pequeña.

Coppola se toma su tiempo. Desarrolla con sutileza el retrato de una relación de poder que resistió hasta que Priscilla tomó la decisión de alejarse. Es el inicio y el fin de un entorno familiar que se tornó incómodo y violento. Es la historia de Priscilla Presley, sí, pero es la historia también de miles de mujeres en el mundo.

Nos leemos el jueves.

Por @odballeza

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