Cuando las letras se van a la pantalla grande

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Elvira Lindo, Antonio García Ángel, Pablo Casacuberta y Antonio Ortuño compartieron en la FIL experiencias con las adaptaciones de sus novelas al cine

Hay películas que son mejores que los libros, y hay películas que son peores que los libros. Y esto no depende sólo de qué tan bueno sea el guionista adaptando, sino que tiene que ver con el hecho de que la escritura de un relato o de alguna novela es un suceso solitario, que será recibido por un lector solitario, mientras que el cine es un arte colectivo, un arte que se crea entre muchos para ser visto por multitudes.

Esas fueron algunas de las ideas comentadas por los escritores Elvira Lindo, Antonio García Ángel, Pablo Casacuberta y Antonio Ortuño, quienes fueron convocados para dialogar respecto de sus experiencias adaptando obras literarias al cine y en la escritura de guiones, durante la primera mesa del ciclo “Un proceso a fuego lento: del libro al cine”, como parte del programa de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

¿Es imposible ser fiel al material original? Pablo Casacuberta, director y guionista de la serie Tu casa es mi casa, de HBO, comentó que «es importante tener en cuenta que son dos artes con intenciones completamente diferentes, puesto que el cine se enfoca mucho más en un conjunto de sensaciones que en un género literario, no vamos a poder encontrar, cómo es el sonido, o la explosión de estímulos visuales que se presentan en la pantalla».

Pablo Casacuberta

El autor colombiano Antonio García Ángel agregó que “no es que sea imposible, sino que el cine obliga a no ser literal”, y tomó como ejemplo El perfume, de Patrick Süskind, quien describe a lo largo de páginas enteras las sensaciones y texturas que genera un solo olor, mientras que la película no puede hacer lo mismo aun con los recursos tecnológicos que existen hoy en día.

Elvira Lindo autora de Algo más inspirado que la muerte (2003), se sumó a la conversación explicando que su experiencia como guionista se puede resumir en un almuerzo que tuvo con unos productores y al que donde la acompañó su esposo, quien se dedica a la escritura “tradicional”. Dijo que en la escritura de guion cinematográfico las correcciones comienzan desde el primer momento, y ocurren sin pizca de piedad. Después de ver la dinámica sucedió que lo único que pudo comentar su pareja fue: “No te ves lo suficientemente deprimida, mejor deja este oficio en donde nomás te maltratan”.

Elvira Lindo

Hay cosas hermosas en una novela que jamás van a ser adaptadas al cine, dijo Antonio Ortuño, autor de Recursos Humanos (2007), cinta que recientemente fue adaptada a la gran pantalla. Enfatizó que es imposible aferrarse a la representación exacta de, por ejemplo, “la página 42”, pues si se alimenta este capricho, este sentimiento ególatra normalmente encontrado en los escritores “tradicionales”, al final no se va a presentar la película, pues seguramente ese único párrafo terminaría costando 250 mil dólares, que la productora no está dispuesta a pagar.

Antonio Ortuño

Para cerrar, los participantes concluyeron que a final de cuentas la meticulosa escritura que se puede presentar en una novela no va a estar presente en el cine, pues el guion y la película o serie que de él nazcan son un trabajo de muchos que va a tener unas “veinte” revisiones antes de poder ser estrenadas. Y subrayaron la importancia de entender que son dos artes que buscan ofrecer experiencias únicas, por lo que lo más importante es estar abierto y dispuesto a nuevas sensaciones.

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