
Madrid, España.— Desde la comodidad de su residencia europea y alejado del calor mexicano, Enrique Peña Nieto reapareció para indignarse… en redes sociales. El expresidente priista negó con bombo y platillo haber recibido 25 millones de dólares en sobornos de empresarios israelíes, como lo reveló recientemente un escandaloso arbitraje publicado por el medio The Marker.
“Totalmente falsa la nota”, tronó el exmandatario en un mensaje publicado en su cuenta de X (antes Twitter), una plataforma que parece ser el único lugar donde aún da declaraciones. Según él, la investigación israelí es un invento sin sustento, “sin el mínimo rigor periodístico”, aunque convenientemente omitió dar detalles o pruebas contundentes que desmientan lo dicho.
El reportaje del medio israelí, retomado por Aristegui Noticias, sostiene que dos empresarios, Avishai Neriah y Uri Ansbacher, “invirtieron” de forma conjunta 25 millones de dólares en Peña Nieto a cambio de abrirles las puertas del poder en México y facilitar la venta del infame software espía Pegasus, utilizado para espiar a periodistas, defensores de derechos humanos y hasta a su entonces rival político, Andrés Manuel López Obrador.
Peña Nieto, sin entrar en esos detalles oscuros ni mencionar los miles de números intervenidos durante su sexenio, simplemente se indignó. “Es una insinuación carente de sustento alguno”, se quejó en su tuit, dejando flotando la incógnita de por qué un medio extranjero expondría un arbitraje legal sin motivo alguno… ¿o será que alguien empieza a hablar?
Mientras tanto, el fantasma del espionaje vuelve a perseguir al priismo en su versión más high-tech. Pegasus, el malware de la empresa NSO Group, fue usado masivamente en México: más de 15 mil teléfonos intervenidos durante el sexenio de Peña, de acuerdo con investigaciones internacionales publicadas en 2021. Un récord mundial… del que nadie se quiere hacer cargo.
Y aunque el expresidente niegue todo, las piezas del rompecabezas siguen cayendo. No solo empresarios lo implican en acuerdos turbios, también testigos protegidos y documentos judiciales en Israel que, aunque usan apodos como “el N” o “el hombre mayor”, apuntan sin rodeos a Peña Nieto.
¿El expresidente está limpio? ¿O estamos ante una nueva temporada del viejo show llamado “yo no fui”? Porque lo cierto es que, mientras Peña tacha de falsa la nota, nadie ha logrado explicar cómo un software militar terminó espiando desde estudiantes hasta periodistas en México… todo durante su administración.