El Gobierno de Texas colocó una tercera barrera de alambre de navajas en el río Bravo, en la frontera con México, pese a las críticas del Gobierno mexicano y los riesgos para migrantes en Ciudad Juárez.
Activistas señalaron que estas medidas del gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, son “inhumanas” y atentan contra los más vulnerables, como los niños, además de herir a quienes se atreven a cruzar la alambrada y orillar a otros a buscar caminos más peligrosos donde quedan a merced de la delincuencia organizada.
Juan Carlos López Morales, portavoz de la Diócesis de Ciudad Juárez, expresó que Estados Unidos debe dejar de ver a los migrantes como un problema, pues son seres humanos que buscan una solución a sus necesidades, a sus carencias y a la violencia.
“De por sí, ya la migración es arriesgada, salir del país, la cultura, la soledad, la familia, la delincuencia, esto es un obstáculo final”, dijo el vocero de la iglesia en Juárez.
Coincidió en que estas barreras “no desaniman al migrante para hacer su esfuerzo, no los desalienta, simplemente les complica”.
Los choques entre México y Texas crecen desde que en julio de 2023, cuando el gobernador Abbott instaló los alambres de navajas y un cerco de boyas en el fronterizo río Bravo, algo que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha tachado de “inhumano” y ha atribuido a las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2024.
Texas desafió órdenes del Gobierno de Estados Unidos y de la Suprema Corte, así como los reclamos diplomáticos de México, para quitar el cerco, que ha contribuido a las muertes de migrantes, como ocurrió el pasado 14 de enero con una mexicana y sus dos hijos que se ahogaron en Piedras Negras, Coahuila.
Con información de Agencias