La violencia obstétrica, caracterizada por actos crueles, inhumanos y degradantes experimentados por mujeres durante y después del embarazo, constituye una preocupante problemática que atenta contra sus derechos y autonomía, según la Dra. Lucia Marcela Illescas Correa, especialista en Enfermería Perinatal y docente de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Enfermería y Obstetricia.
Durante el embarazo, terceros toman decisiones sobre el parto y el lugar de nacimiento del bebé, mientras que durante el parto, las mujeres se ven afectadas debido a la intensidad emocional que dificulta la toma de decisiones. Ejemplos incluyen la medicalización y la realización de procedimientos médicos no autorizados por las mujeres.
En México, según el Grupo de Información en Reproducción Elegida, el 30% de las mujeres ha sido víctima de violencia obstétrica. Actualmente, este tipo de violencia es considerado un delito en los códigos penales de algunos estados, como el Estado de México, Chiapas, Quintana Roo y Veracruz.
La normalización de la violencia obstétrica ha llevado al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales a solicitar a la Secretaría de Salud un desglose de casos para visibilizar y erradicar esta problemática.
Impacto y Consecuencias
Las salas de parto se convierten en lugares donde las mujeres se sienten «privadas de su libertad», generando inseguridad. Procedimientos médicos mal prescritos pueden tener graves consecuencias para la salud de madres e hijos, como episiotomías que afectan las relaciones sexuales o fístulas recto-vaginales.
No sólo es violencia física
Además de afectaciones físicas, la violencia obstétrica se manifiesta en procedimientos sin justificación, omisiones médicas, negación de atención y manipulaciones emocionales como burlas e humillaciones. Las repercusiones emocionales perduran, generando recuerdos dolorosos y afectando la relación madre-hijo.
Desde el punto de vista institucional, se destaca la importancia de personal médico debidamente calificado para identificar situaciones de riesgo y garantizar la salud de las mujeres. La Dra. Illescas Correa enfatiza la necesidad de informar y consensuar los procedimientos, brindando un trato respetuoso y digno.
La denuncia y reconocimiento de estas situaciones por parte de las mujeres, así como la formación de profesionales de la salud con enfoque humanista, son cruciales para erradicar la violencia obstétrica y garantizar experiencias seguras y respetuosas durante el proceso de parto y postparto.
