El Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Sinaloa experimenta un cambio de dirección notable, liderado por la figura emergente de Paloma Sánchez. Desplazando a grupos internos y líderes previos, Sánchez, respaldada por la cúpula nacional del partido, ha asumido un rol preponderante.
El nombramiento de Enrique Díaz como delegado en Sinaloa, si bien podría parecer una acción sin mayor relevancia, encierra un fuerte simbolismo y mensajes internos en el PRI. Por un lado, se desplaza a Álvaro Ruelas, principal operador político del Senador Mario Zamora en la entidad. Por otro lado, Díaz coordinará exclusivamente con Paloma Sánchez, relegando a Paola Gárate, dirigente estatal del PRI, a un segundo plano en las decisiones sobre candidaturas a diputados locales y alcaldías.
Te puede interesar: Propone Alito Moreno la expulsión de diputadas que apoyaron la ratificación de Godoy
Este cambio no solo recalibra el peso de los grupos internos dentro del PRI sinaloense, sino que también impacta en las relaciones políticas regionales. Mario Zamora ve disminuida su influencia al perder a su operador político y queda explícitamente instado a ceder protagonismo a Paloma Sánchez. Al mismo tiempo, la figura de Bernardo Antelo, vinculado a Mario López Valdez, gana relevancia al apoyar a la coalición opositora y se convierte en un actor clave en el proyecto político de Sánchez.
Este movimiento de Alito Moreno, líder nacional del PRI, es un ejercicio estratégico que busca aprovechar las divisiones internas y la debilidad de ciertos dirigentes. Su objetivo es consolidar un liderazgo hegemónico bajo el manto de Paloma Sánchez. El mensaje es nítido: este es el único proyecto político del PRI en Sinaloa.
