Dormir es una necesidad fundamental para el bienestar humano, y la mayoría de nosotros tratamos de hacerlo en un horario regular para satisfacer esta necesidad de la mejor manera posible. Sabemos que dormir a deshoras o muy tarde tiene consecuencias en la mente humana, y ahora, una nueva investigación sugiere que nuestro cuerpo y mente siguen un ciclo natural de actividad de 24 horas que influye en nuestras emociones y comportamientos.
Investigadores han explorado durante mucho tiempo la relación entre el ritmo circadiano y los cambios en las funciones cerebrales y el comportamiento que ocurre después de la medianoche. Según un nuevo estudio, nuestro cuerpo y mente parecen estar sintonizados con este ciclo de 24 horas, lo que impacta en nuestras actitudes y comportamientos, especialmente durante las horas nocturnas.
La investigación reveló que después de cierta hora, los seres humanos tienden a exhibir actitudes y comportamientos inusuales. Por ejemplo, durante el día, los niveles moleculares y la actividad cerebral se ajustan para mantenernos despiertos y alerta, mientras que por la noche, es más natural que durmamos. Esto se relaciona con nuestra evolución, ya que los seres humanos primitivos realizaban actividades como cazar y alimentarse antes de medianoche debido al mayor riesgo de ser cazados en la oscuridad.
La Dra. Elizabeth B. Klerman, investigadora del Departamento de Neurología del Hospital General de Massachusetts y profesora de Neurología de la Facultad de Medicina de Harvard, señala: «La idea básica es que, desde un punto de vista global y evolutivo de alto nivel, el reloj biológico circadiano interno está sintonizado con los procesos que promueven el sueño, no la vigilia, después de la medianoche». En consecuencia, nuestra atención hacia estímulos negativos tiende a aumentar durante la noche, lo que solía ser un mecanismo de defensa ahora puede contribuir a una distorsión en nuestro sistema de recompensas y motivación.
El estudio también muestra que las personas tienen más probabilidades de consumir sustancias ilícitas e inadecuadas por la noche. Los investigadores destacan que hay un pico en los encuentros de consumo de sustancias alrededor de las 10 de la noche y un riesgo 4.7 veces mayor de sobredosis de opiáceos en horas nocturnas, a pesar de que el consumo general de heroína es menor a esa hora.
Este estudio se considera el primero en explorar cómo la privación de sueño y el ritmo circadiano afectan el procesamiento de recompensas en las personas. Los cambios en la neurofisiología durante la vigilia nocturna, como la respuesta al estrés y la debilitación de la actividad cortical, parecen contribuir a la toma de decisiones impulsivas y reflexivas.
Aunque esta evidencia es prometedora, es importante destacar que esta hipótesis sobre «la mente después de la medianoche» aún debe ser respaldada por investigaciones adicionales y cuidadosamente diseñadas. Estudios futuros validarán si realmente nuestra mente experimenta efectos adversos al trasnochar, lo que podría tener importantes implicaciones para la salud mental y la toma de decisiones en la sociedad actual.
Por: Ingrid Castillo