En la zona costera de la Condesa, Acapulco, continúa el proceso de desmantelamiento del icónico atractivo turístico conocido como «Bungee», una estructura metálica de 50 metros de altura que fue derribada por los vientos del huracán Otis en las primeras horas del pasado 25 de octubre. Los estragos del fenómeno meteorológico aún son visibles en la playa, describiéndose por los trabajadores como un doble tornado que arrasó con la ciudad.
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Gaspar Aguilar, testigo de la tormenta, describe la escena como dos remolinos de aire en los costados de la bahía, con un tubo central de agua de tonalidades ámbar y azul. La fusión de ambos tornados generó chispas de agua y vientos intensos que provocaron la caída de la estructura.
Las labores continúan
Las labores de limpieza en la zona se ven dificultadas por la reciente subida de la marea, reduciendo el espacio disponible en la franja de arena. Además, las altas temperaturas matutinas, alcanzando los 30 grados centígrados a las 11 horas, junto con las persistentes olas que golpean escombros, complican las operaciones.
En la orilla de la playa, persisten restos metálicos, tubulares, herrería y bloques de cemento arrastrados por las olas. El acceso a la franja de arena muestra vestigios de sillas y mesas de madera, enramadas y diversos residuos.
Gaspar Aguilar señala que aún queda mucho por hacer, ya que hay numerosos vidrios enterrados en la playa, y la capacidad para retirar todos los escombros resulta insuficiente. La comunidad local se encuentra comprometida en el proceso de recuperación, enfrentando desafíos logísticos y ambientales para restaurar la normalidad en esta zona turística de Acapulco.
