El reciente documental de Netflix, «What Jennifer Did», ha desatado una polémica alrededor del uso de imágenes generadas por inteligencia artificial (IA). La película, estrenada el 10 de abril, se centra en la historia de Jennifer Pan, condenada por un plan de asesinato contra sus padres.
Las críticas surgieron cuando espectadores, según informes de Futurism, notaron imágenes sospechosas en el tráiler, especialmente alrededor del minuto 28. En una escena, una amiga de la escuela de Pan la describe con adjetivos positivos, pero al observar detenidamente las fotos que lo acompañan, se revelan detalles extraños.
Una de las imágenes muestra a Pan haciendo el gesto de la victoria, pero las manos parecen poco naturales, como si fueran producto de la IA, específicamente de los primeros días de una plataforma llamada Midjourney, conocida por sus fallos en la creación de manos y dedos realistas.
El debate se intensifica cuando se descubren otras dos fotos en las que Pan lleva el mismo vestido rojo, también con indicios de manipulación por IA. Aunque no está claro el proceso exacto de edición, algunos expertos sugieren que los productores podrían haber utilizado una sola imagen para fabricar múltiples «fotos» mediante IA.
El uso de imágenes manipuladas en un documental plantea serios dilemas éticos. El género del true crime depende de la presentación de una narrativa basada en hechos, donde las imágenes juegan un papel crucial. Cuando esas imágenes son alteradas de manera evidente, se socava la credibilidad del documental y de la plataforma que lo aloja, lo que puede distorsionar la percepción del caso por parte del espectador y generar prejuicios.
Netflix no ha respondido aún a estas acusaciones, y esta no es la primera vez que se les critica por el uso de IA en sus producciones. Sin embargo, este caso es especialmente preocupante porque se suponía que el documental retrataría hechos y personas reales.
Este incidente plantea interrogantes sobre el futuro de la industria del entretenimiento y el impacto de la IA. A medida que la IA se vuelve más avanzada, es cada vez más difícil distinguir entre imágenes generadas por humanos y por máquinas. Además, la falta de regulación específica sobre el uso de IA en documentales y otros contenidos deja un vacío legal que podría ser explotado en el futuro.
La IA ya ha demostrado ser capaz de escribir guiones completos, crear música e incluso generar imágenes a partir de descripciones escritas. Esto podría revolucionar la producción de películas, reduciendo drásticamente los costos y creando nuevas oportunidades de empleo, pero también plantea desafíos éticos y legales.
El creciente número de demandas relacionadas con el uso de IA, desde infracciones de derechos de autor hasta difamación, refleja la necesidad de una legislación clara y exhaustiva en este ámbito. Hasta ahora, la legislación ha sido fragmentaria y contradictoria, pero casos como este podrían impulsar cambios significativos en el futuro.
En última instancia, el caso de Netflix pone de manifiesto la necesidad de un debate más amplio sobre el uso ético de la IA en el entretenimiento y la importancia de establecer límites claros para proteger la integridad de la información y la privacidad de las personas involucradas.
