La Cancillería de Ecuador había solicitado previamente el consentimiento de México para permitir el ingreso de sus fuerzas policiales a la embajada con el propósito de detener a Jorge Glas
Glas, tras cumplir cinco años y cuatro meses en prisión por casos de corrupción, se encontraba en un régimen de "semi-libertad" a la espera de esta audiencia