La peligrosa enfermedad que puede causar el tinte de cabello

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Con el transcurso de los años, el envejecimiento del cabello es inevitable, ya que los folículos pilosos reducen la producción de melanina, otorgando a las hebras un tono blanco. En respuesta a este proceso natural, muchas personas recurren a la coloración capilar. Sin embargo, la tintura del cabello no está exenta de riesgos para la salud.

Según el Instituto Nacional del Cáncer, aproximadamente un tercio de las mujeres mayores de 18 años tiñen su cabello, y un 10% de los hombres lo hace después de los 40. Se estima que alrededor de cinco mil compuestos forman parte de estos tintes, clasificados en tres categorías: permanentes, semipermanentes y temporales.

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Los tintes permanentes

Los tintes permanentes, que son oxidativos, contienen aminas aromáticas, sustancias químicas potencialmente dañinas. El uso de estos productos ha sido vinculado a la dermatitis de contacto, una reacción cutánea adversa, y a posibles alergias. Un estudio liderado por Dathan Hamann y Kerem Yazar identifica sustancias perjudiciales como la p-fenilendiamina, el resorcinol y el m-aminofenol en tintes permanentes, asociándolas con alergias severas y el riesgo potencial de desarrollo de cáncer.

La investigación señala que las aminas aromáticas, presentes en los tintes permanentes, fueron probadas en animales, resultando en el desarrollo de cáncer. Aunque algunos fabricantes modificaron compuestos para reducir riesgos, tanto los usuarios directos como quienes aplican estos productos, como peluqueros, podrían enfrentar riesgos para la salud. Estudios epidemiológicos sugieren que la exposición a estos químicos puede aumentar el riesgo de cáncer de vejiga entre los peluqueros.

Relación entre los tintes y el cáncer

Aunque la relación entre los tintes para el cabello y el cáncer no está completamente establecida, la Organización Mundial de la Salud informa que el cáncer es la principal causa de muerte a nivel mundial. Factores como la alimentación, el tabaco, el alcohol y la falta de actividad física se asocian con su desarrollo, aunque la genética y otras enfermedades también pueden contribuir.

Es crucial destacar que el Grupo de Trabajo de la IARC aún no ha clasificado los productos para el cabello ni su acción cancerígena en los humanos. La prevención mediante hábitos saludables, como evitar grasas trans y saturadas, tabaco y alcohol, sigue siendo clave para reducir el riesgo de desarrollar cáncer. Detectar estas enfermedades a tiempo y proporcionar tratamiento adecuado ofrece una perspectiva optimista, según la OMS.

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