Un reciente estudio psicológico llevado a cabo por la Universidad de Ginebra (UNIGE) revela que un tercio de las personas en todo el mundo aún alberga dudas sobre las graves consecuencias del cambio climático y su origen humano. Los resultados, publicados este jueves en la revista Nature Human Behaviour, destacan la influencia poderosa de la desinformación en la percepción pública sobre este tema crucial.
La investigación, que involucró a casi 7.000 participantes de 12 países, demostró que la desinformación es «extremadamente persuasiva, en general más que la información científica», según las palabras del coordinador del estudio, Tobias Brosch, de la Facultad de Ciencias Psicológicas y Educacionales de UNIGE.
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Durante el estudio, se crearon ocho grupos de personas, seis de los cuales fueron sometidos a diferentes estrategias para combatir la desinformación, mientras que uno se expuso libremente a ella y un último grupo de control no recibió ningún tipo de condicionamiento.
Uno de los grupos recibió información verificada que respaldaba la credibilidad de los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU. Sin embargo, tras ser expuestos a 20 informaciones falsas o sesgadas, se descubrió que la desinformación a menudo tenía un impacto más significativo que los datos científicos.
«Descubrimos que el efecto de protección de nuestras estrategias era pequeño y desaparece tras la segunda exposición a la desinformación», admitió Brosch.
El estudio revela que las personas no procesan los mensajes científicos de manera neutral, sino que los filtran a través de creencias previas, deseos futuros, vínculos emocionales y contextos socioculturales e ideológicos, según Tobia Spampatti, otro autor del estudio de UNIGE.
El tercio de la población que aún duda o cuestiona los consensos científicos relacionados con el cambio climático, según los autores del estudio, se explica en parte por la desinformación diseminada por ciertas empresas y grupos de presión en las últimas décadas.
Los resultados subrayan la urgencia de abordar la desinformación y mejorar las estrategias de comunicación para garantizar que la información científica llegue de manera efectiva a la sociedad y se fomente una comprensión más precisa de la realidad del cambio climático.