Treinta años han pasado desde aquel fatídico día en el que la violencia política dejó una cicatriz imborrable en la historia de México. Este 23 de marzo, la memoria de Luis Donaldo Colosio, candidato a la Presidencia, cobra relevancia una vez más, recordándonos los oscuros capítulos que marcaron su legado.
Luis Donaldo Colosio era asesinado un día como hoy en Tijuana, Baja California. Acompañado por su equipo de campaña, Colosio llegó a la ciudad alrededor de las 16:00 horas, procedente de La Paz. A pesar de un pequeño retraso, el ánimo era elevado entre la multitud congregada en la colonia Lomas Taurinas, un lugar marcado por la vulnerabilidad social pero lleno de esperanza por la visita del candidato.
El mitin comenzó con entusiasmo alrededor de las 16:35, con Colosio enfatizando un mensaje de unidad y progreso para el país. Sin embargo, la tragedia golpeó a las 17:12 cuando dos disparos interrumpieron el bullicio. Uno de los disparos impactó en la cabeza de Colosio y otro en su abdomen. A pesar de los esfuerzos por parte de la seguridad y el personal médico, el candidato no sobrevivió.
Mario Aburto Martínez, el hombre detrás del arma, fue detenido en el lugar del crimen mientras Colosio era trasladado al Hospital General de Tijuana. A pesar de los esfuerzos médicos, Colosio sufrió un paro cardiorrespiratorio irreversible y fue declarado muerto a las 19:45 horas.
Lomas Taurinas, el escenario funesto donde Colosio fue arrebatado de la vida, permanece imperturbable, un silencioso testigo de aquel trágico suceso que conmocionó al país entero. En este lugar, donde resonaron los disparos que acabaron con la vida del político, se gestó una herida que aún no ha sanado por completo en la conciencia colectiva mexicana.
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La noticia del asesinato de Colosio generó una ola de consternación tanto a nivel nacional como internacional. Liébano Sáenz, vocero de la campaña de Colosio, anunció oficialmente su muerte a las 20:47 horas. Este trágico evento dejó a México sumido en el luto y provocó una profunda reflexión sobre el futuro político del país, sin duda, un hecho que marcó la historia.
El magnicidio de Luis Donaldo Colosio permanece como un punto de inflexión en la historia política de México, recordando la fragilidad de la democracia y el alto precio de la búsqueda del cambio. Años después, las preguntas sin respuesta y las teorías de conspiración siguen sin resolver, dejando al país en búsqueda de justicia y claridad.
El magnicidio de Colosio no solo marcó el fin de una vida prometedora y el sueño de un México diferente, sino que también sacudió los cimientos de la democracia y la estabilidad política en el país. A treinta años de distancia, el recuerdo de aquel evento luctuoso sigue evocando preguntas sin respuesta y reflexiones sobre el estado de la política y la seguridad en México.
En este aniversario, el legado de Colosio cobra relevancia renovada, recordándonos la importancia de la lucha por un país más justo y democrático. Mientras tanto, Lomas Taurinas, en su silencio, nos recuerda la urgencia de construir un futuro donde la violencia política sea solo un oscuro recuerdo del pasado.