En un partido memorable celebrado en Stuttgart, España superó a Francia con un espectacular 5-4 en las semifinales de la Liga de las Naciones.
La contundencia de la Roja se impuso a la insistencia francesa en un encuentro que recordó las épocas donde el fútbol se jugaba priorizando el ataque. Ahora, España defenderá su título el domingo frente a Portugal.
El choque fue un verdadero intercambio de golpes desde el primer minuto. Si bien hubo desajustes defensivos por ambos lados, el protagonismo recayó en la ofensiva de talentos como Lamine Yamal, Pedri, Nico Williams, Kylian Mbappé y Ousmane Dembélé. La balanza se inclinó a favor de España por razones que van más allá de lo puramente táctico.
Un Partido de Dos Caras y el Impacto de las Estrellas
Francia arrancó con una intensidad avasalladora, presionando alto y doblando las marcas durante los primeros 20 minutos, lapso en el que Theo Hernández estrelló un zurdazo en el poste y Unai Simón tuvo intervenciones clave. Sin embargo, la aparición de Pedri en el minuto 20 cambió el rumbo del partido. Su influencia fue inmediata: cinco minutos después, España ya ganaba 2-0. El primer gol había llegado gracias a una genialidad de Lamine Yamal, quien habilitó a Nico Williams con un pase preciso que culminó en la red tras un toque de Oyarzábal.
Si el partido se vendía como un duelo entre el joven de 17 años y Ousmane Dembélé por el Balón de Oro, Lamine Yamal se llevó la noche. El canterano del Barça deslumbró con su fantasía aplicada, su desparpajo para jugar y su habilidad para driblar y habilitar. Además, marcó dos goles: uno de penalti para el 3-0 y otro con una acrobática definición de zurda que puso el 5-1, dejando un marcador que parecía inalcanzable.
Las Lecciones para Francia y la Alegría Española
A pesar de la derrota, la capacidad competitiva de Francia los llevó a estar cerca de un milagro, maquillando un resultado más acorde a lo visto en el campo y dejando a Didier Deschamps con varios puntos a analizar. Aunque resulta difícil cuestionar a un técnico que ha llevado a su selección a dos finales de Copas del Mundo, su insistencia en reducir la participación de volantes en favor de sumar delanteros, especialmente contra equipos fuertes en el mediocampo, parece ser una debilidad recurrente. Esta estrategia, que ya le pasó factura en la final del Mundial 2022, volvió a generar dificultades defensivas por errores individuales, inferioridad numérica y falta de especialistas en la recuperación. La ausencia de un enganche que pausara el juego y habilitara a sus rápidos delanteros también fue notoria.
El festejo de España al final del partido sonó a alivio, conscientes de que si el árbitro Oliver hubiera añadido unos minutos más, el empate podría haber sido inevitable. No obstante, el resultado final fue justo por el esfuerzo de la Roja y la incesante búsqueda de Francia. En tiempos donde el fútbol moderno tiende a ser más conservador, este partido fue un soplo de aire fresco, un festival de goles de otra época que mereció todos los aplausos.