En los días previos al inicio del año 2024, las proyecciones del Doomsday Clock, también conocido como el Reloj del Juicio Final, generaron inquietud a nivel mundial. Este símbolo, concebido en 1947 por el Bulletin of the Atomic Scientists (Boletín de los Científicos Atómicos o SASB), creado por Albert Einstein y científicos del Proyecto Manhattan, ha surgido como un indicador crucial de amenazas globales inminentes.
El equipo del SASB, compuesto por científicos de renombre, se reúne anualmente en noviembre para evaluar indicadores globales y alertas ecológicas, con el objetivo de determinar la posición crítica de las manecillas del reloj en enero de cada año.
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Durante la última reunión, los expertos resaltaron que el próximo año presenta varios peligros potenciales, lo que podría llevar a una lectura del reloj aún más alarmante que la actual. La última actualización, el 24 de enero del año anterior, situó el reloj a tan solo 90 segundos de la medianoche, el punto más crítico de su historia, basándose en la continua escalada de tensiones nucleares entre Rusia y Ucrania.
El Reloj del Juicio Final es un símbolo que representa la proximidad de la humanidad a una catástrofe global, simbolizada por la medianoche. Sus manecillas se ajustan periódicamente para reflejar amenazas contemporáneas como armas nucleares, cambio climático y tecnologías emergentes. La posición del reloj, decidida por un grupo de científicos y expertos, busca concienciar sobre los riesgos y motivar acciones para prevenir un desastre global.
Desde su concepción durante la Guerra Fría para alertar sobre la amenaza nuclear, el reloj ha evolucionado para incluir peligros modernos como el cambio climático y tecnologías disruptivas. Reiniciado 25 veces desde 1947, refleja la percepción global del riesgo y mantiene a la humanidad en alerta.
Próxima evaluación
La próxima evaluación del SASB está programada para el 23 de enero de 2024, cuando se determinará si la humanidad enfrenta riesgos sin precedentes en los últimos 75 años. En este contexto, la junta analizará situaciones globales que incluyen la guerra en Ucrania, la crisis climática, la inteligencia artificial, la proliferación nuclear, amenazas biológicas y avances en la investigación de patógenos.
En medio de opiniones divergentes, algunos especialistas sugieren retroceder el reloj, enfocándose en el rechazo global a las amenazas nucleares rusas, mientras que otros, como el físico Pavel Podvig, abogan por un ajuste que refleje los riesgos actuales y considere nuevas contingencias emergentes. La evaluación de enero de 2024 se presenta como un momento crucial para la conciencia global y la toma de decisiones que puedan influir en el futuro de la humanidad.
