Bolivia rompe el ciclo, la izquierda cae y América Latina entra en fase de reacomodo

Fecha:

Las elecciones presidenciales en Bolivia del 17 de agosto no solo marcaron el colapso de una estructura partidaria, sino que revelaron el agotamiento de una narrativa que durante más de dos décadas dominó el imaginario político latinoamericano. El Movimiento al Socialismo (MAS), fundado por Evo Morales, quedó fuera de la segunda vuelta presidencial, y con ello se cerró un ciclo que parecía inquebrantable.

Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano, lideró la jornada con el 32,8% de los votos, seguido por Jorge “Tuto” Quiroga, de Alianza Libre, con 26,4%. Ambos representan visiones alejadas del populismo tradicional y del modelo estatista que caracterizó a la izquierda boliviana. Los candidatos oficialistas, Eduardo del Castillo y Andrónico Rodríguez, apenas alcanzaron el 3,2% y 8% respectivamente. El llamado de Morales a votar nulo derivó en un 19% de votos anulados, cifra sin precedentes que refleja una ciudadanía desencantada, pero aún movilizada.

Este resultado no es un hecho aislado. En países como Ecuador, Paraguay y ahora Bolivia, se observa una tendencia clara: el modelo de izquierda que apostó por el control estatal, la confrontación ideológica y la centralización del poder está perdiendo terreno frente a propuestas que, aunque diversas, comparten una premisa común: devolverle protagonismo a la ciudadanía.

La crisis económica boliviana —escasez de dólares, inflación, falta de combustibles— se convirtió en catalizador del cambio. Pero más allá de los indicadores, lo que está en juego es la narrativa. La izquierda no logró renovarse ni construir consensos internos. Su discurso, antes movilizador, hoy parece desconectado de las nuevas demandas sociales, especialmente de los jóvenes que buscan participación, transparencia y resultados.

La segunda vuelta, prevista para el 19 de octubre, enfrentará dos proyectos que podrían redefinir el rol del Estado en Bolivia. Pero más allá del resultado, lo ocurrido interpela a los liderazgos latinoamericanos: ¿están preparados para abandonar las trincheras ideológicas y construir puentes con una ciudadanía cada vez más crítica y empoderada?

Bolivia podría convertirse en laboratorio político para nuevas coaliciones, donde el eje ya no sea izquierda vs. derecha, sino Estado vs. ciudadanía, control vs. libertad, narrativa vs. resultados. La región observa con atención. Este no es solo un cambio de gobierno: es el inicio de una nueva etapa política en América Latina.

spot_img

Compartir noticia:

spot_img

Lo más visto