El Boeing 737 MAX, que alguna vez ostentó el título de avión más vendido del fabricante estadounidense Boeing, ha sido objeto de atención mundial durante los últimos 20 meses debido a su inmovilización tras dos accidentes fatales en 2018 y 2019. Estos incidentes, vinculados a un software de cabina mal diseñado, resultaron en la trágica pérdida de 346 vidas en Etiopía e Indonesia.
El 9 de marzo de 2017, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) otorgó la certificación al 737 MAX. La primera entrega, un MAX 8, tuvo lugar el 16 de mayo de 2017 para la aerolínea malasia Malindo Air, que comenzó sus operaciones seis días después.
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En octubre de 2018, un 737 MAX de la aerolínea Lion Air, con base en Indonesia, se estrelló, cobrando la vida de 189 personas. El 10 de marzo de 2019, otro avión de Ethiopian Airlines se estrelló poco después de despegar de Adís Abeba, llevándose consigo a 157 personas sin dejar sobrevivientes.
Las fallas
En abril de 2019, Dennis Muilenburg, entonces presidente ejecutivo de Boeing, reconoció fallas en el software del sistema de control automatizado del 737 MAX, combinado con una alta carga de trabajo para los pilotos, como factores determinantes en los trágicos accidentes de Etiopía e Indonesia.
No fue hasta noviembre de 2020 que los aviones 737 MAX fueron autorizados a regresar a los cielos en Estados Unidos, Europa y otros países. Esto siguió a una exhaustiva actualización del software de control de vuelo, la reorganización del sistema de cableado, la capacitación adicional de los pilotos en simuladores y la aprobación de las pruebas de seguridad por parte de los reguladores estadounidenses. El levantamiento de la inmovilización marcó un hito significativo para Boeing, que buscó abordar las preocupaciones de seguridad y restaurar la confianza en su aeronave estrella.
