Dos meses después del paso del huracán «Otis», Acapulco, en Guerrero, enfrenta una situación de angustia e incertidumbre, evidenciada por la escasa presencia de turistas y playas semivacías. Este escenario genera preocupación entre los empresarios locales ante la llegada de la temporada más crucial del año.
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El impacto del devastador huracán se refleja en la disminución significativa de la actividad turística, con rentas mínimas de hinchables banana y motos acuáticas. Esta realidad está generando una grave crisis económica en el sector náutico, sumando desafíos adicionales a los ya existentes debido a la pandemia.
La falta de afluencia turística pone en riesgo la subsistencia de muchos negocios locales que dependen en gran medida de la temporada vacacional. La disminución de ingresos afecta a los empresarios, quienes temen las consecuencias a largo plazo si la situación persiste.
Las autoridades locales y los empresarios trabajan en estrategias para reactivar el turismo y recuperar la confianza de los visitantes. Se buscan soluciones para rehabilitar las áreas afectadas por el huracán y promover campañas que destaquen la resiliencia de Acapulco como destino turístico.
La incertidumbre prevalece mientras se espera una recuperación gradual, y la comunidad empresarial sigue enfrentando el desafío de adaptarse a las nuevas circunstancias.