Sé perfectamente que el lugar común es estos días es la palabra fracaso y más cuando se trata de la selección mexicana, que como últimamente se ha hecho una costumbre, logra decepcionar a sus seguidores. Y en torno a ello he escuchado cualquier cantidad de “propuestas” y “soluciones” a la crisis que vive el llamado “equipo de todos”.
He decidido nombrar este escrito como “un experimento fallido llamado selección” porque así lo veo genuinamente, porque sí creo que se experimentó con el equipo que menos debió hacerse y tristemente el resultado está a la luz de todos: el torneo más importante previo al mundial 2026 desperdiciado y echado por la borda.
En los últimos días me han sobrado “argumentos” por los cuales la selección quedó eliminada en la fase de grupos, pero los tres más comunes son: no hay ascenso y descenso en la liga, lo que fomenta la mediocridad; los jugadores mexicanos están cómodos en nuestro país, lo que provoca que no salgan a probar suerte en el extranjero y la última y tal vez con la que menos estoy de acuerdo es aquella cantaleta que reza: existe un exceso de extranjeros en la liga.
Comenzaré por tratar de explicar por qué para mí ninguna de estas tres razones tiene sustento y empezaré por la última, aquella que culpa el exceso de extranjeros en la liga que “impide el surgimiento de talentos mexicanos”. No hay nada más demagógico que esto y me explico.
En casi 25 años de carrera dentro de los medios deportivos en México, todavía no conozco y dudo mucho que algún día suceda que me encuentre a un entrenador que salga no querer ganar, ya no digamos a perder. Todos los jugadores, directivos y entrenadores salen a ganar los partidos, por lo tanto, sí es cierto que hay un exceso de extranjeros, pero si un jugador mexicano tiene calidad, encontrará más temprano que tarde su lugar en la cancha. Así surgieron los Rafa Márquez, los Andrés Guardado y más recientemente los Guillermo Ochoa o los Raúl Jiménez. Todos en su momento tuvieron un extranjero por delante que dejaron en la banca por su calidad y mentalidad. Además deberían darle un vistazo a ligas como la española, italiana o alemana, sus equipos élite están plagados de estrellas no nativas de sus países y aun así tienen selecciones competitivas y exitosas, lo cual refuta todo razonamiento.
En cuanto a la ausencia de ascenso y descenso y por eso no hay competencia, tampoco lo comparto. En el mejor beisbol del mundo, en el mejor futbol americano del mundo y en la MLS no existe el ascenso ni el descenso y aun así Estados Unidos ha desarrollado una selección competitiva que, si bien también se quedó en la misma ronda que México, el dominio es abrumador en los últimos años.
Por último la falta de exportación de futbolistas al viejo continente. Es cierto que las directivas mexicanas “inflan” los precios de los jugadores para impedirles su salida o para ganar dinero con sus ventas, pero aquí también hay que cargarle la responsabilidad del futbolista que prefiere el sueldo estratosférico a asumir un riesgo de emigrar y competir por un lugar que no le será otorgado solo por existir. Eso sumado al entorno que muchas veces los devora con la ambición de mejorar su posición económico – social.
Desde mi punto de vista hay tres elementos que deben trabajarse antes de atender los tres mencionados anteriormente: la captación, la formación y la mentalidad. Desarrollar y mejorar el sistema de visorias en el país, ofrecer sueldos competitivos a los formadores y trabajar la mente de los jugadores desde etapas tempranas deberá arrojar a futbolistas mejor “armados” y equipados para la alta competencia y no “estrellitas de barrio” con autos de lujo que cuando se miden con atletas de alto rendimiento quedan expuestos. Si no atendemos esos tres rubros, los resultados serán los mismos.
Mientras ¡qué la pelota siga rodando!
Por @Gusharris76