Por: Jerónimo Pineda
Se demoró una semana más de lo previsto, pero este jueves el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) finalmente consiguió cerrar un acuerdo de investidura con el partido catalán Junts per Catalunya. El apoyo de la formación independentista era el último que le faltaba al partido de centroizquierda para sumar la mayoría necesaria y poder formar gobierno.
Como se había explicado hace una semana en este mismo espacio, la clave detrás del pacto pasaba por el compromiso del PSOE de tramitar una Ley de Amnistía que absolviera de todos los cargos a aquellos políticos involucrados en el proceso independentista del 2017. Se trata de una medida que permitirá a los líderes separatistas regresar a la normalidad política en Cataluña y, a cambio, Pedro Sánchez, líder del PSOE, podrá ser investido nuevamente como presidente.
El acuerdo firmado este jueves entre ambas formaciones ya se veía venir, lo que provocó que en los últimos días, miles de personas se manifestaran en varias ciudades del país en contra de la Ley de Amnistía. El mismo día de la firma fue la jornada con mayor número de asistentes, llegando a reunir hasta a 8,000 personas solamente en Madrid. Aunque esa cifra podría llegar a incrementarse en los próximos días.
Está claro que uno de los pilares de la democracia es el derecho a la manifestación y también es evidente que puede existir un rechazo legítimo hacia la Ley de Amnistía. Al final del día, es una medida oportunista por parte de Sánchez, en la que el actual presidente en funciones está jugando con los límites del estado de derecho y está cediendo en asuntos que dijo que nunca cedería, a cambio de mantenerse como cabeza del Ejecutivo por cuatro años más.
Sin embargo, también resulta preciso decir que un alto porcentaje de los asistentes a las protestas han sido personas con un perfil ultranacionalista. No ha habido un solo día en que no se hayan escuchado consignas a favor de la dictadura, ni jornadas en las que no se hayan visto banderas franquistas ondeando entre la multitud, algo que resta legitimidad a la protesta y la lleva más allá de los márgenes democráticos. De cánticos xenófobos y racistas, ni hablemos.
Hay quienes desde la minoría, han intentado apaciguar estos gestos, es cierto, pero esos manifestantes moderados se han visto arrollados por una corriente de asistentes ultras que han generado todo tipo de caos a su paso. Desde prender fuego a objetos por la calle, hasta agredir a algunos periodistas que se encontraban cubriendo la movilización.
Ante este tipo de muestras de violencia, es necesario que todas las fuerzas políticas condenen aquellos actos que trasciendan las líneas rojas del orden democrático. Pero también es clave identificar a aquellos actores políticos que primero contribuyen a que se produzcan este tipo de comportamientos y después esconden la mano. No se puede ir por ahí diciendo que un gobierno salido de las urnas es “ilegítimo”, como ha hecho un amplio sector de la derecha política española, y después creer que no tienes nada que ver con estos acontecimientos.
Sea como sea, las movilizaciones seguirán en los próximos días, así como también seguirá el camino de Pedro Sánchez hacia presidir nuevamente el gobierno de España. El líder socialista se encuentra prácticamente a nada de volver a hacerse con el Ejecutivo, diciendo que sí a cosas que en el pasado dijo nunca aceptar y haciendo pactos con partidos independentistas, como ERC y Junts, con los que el PSOE tiene “profundas divergencias”, según se afirmaba en el propio documento firmado este jueves.
Esas mismas diferencias tan sustanciales entre socios podrían estar pronosticando una legislatura entrante sumamente inestable, en la que los grandes asuntos legislativos tendrán que encontrar consenso entre muchos partidos que tienen formas de pensar muy distintas entre sí. Esto en un sistema parlamentario como el de España y con un ambiente tan crispado como el de ahora, significa que el gobierno que se forme en las próximas semanas estará constantemente en riesgo de desintegrarse antes de que concluyan los cuatro años de legislatura. Aunque desde el PSOE afirmen que los acuerdos firmados han sentado las bases para que eso no suceda.
