¿Más partidos políticos?

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Como si los seis partidos políticos nacionales con los que hoy cuenta el sistema electoral mexicano fuesen pocos, al día de hoy hay sesenta y dos organizaciones que están solicitando al Instituto Nacional Electoral (INE) convertirse en partidos políticos. Leyó bien, ¡sesenta y dos! Esto, más los que se sumen durante el día, y sabedores de que los mexicanos solemos dejar todo para el último día, no me sorprendería que se agregaran muchos más. Y es que hoy mismo vence el plazo en el que el INE reciba solicitudes para conformar nuevos partidos políticos. A partir de mañana, comienza el proceso de conformación de los nuevos partidos políticos, que concluye en febrero de 2026.

Las agrupaciones que logren tal objetivo podrán participar en la elección intermedia de 2027, pero deberán hacerlo de manera individual, es decir, sin formar parte de frentes o coaliciones. La ley exige que al menos la primera vez que un partido político participe en una elección, lo haga así, de manera individual.

Obtener el registro empero, no es tarea fácil, necesitan -entre otras cosas- afiliar al menos al 0.26% del padrón electoral, es decir, casi 260,000 militantes, y celebrar asambleas de al menos tres mil personas en al menos veinte entidades federativas, o bien, doscientas asambleas distritales de al menos trescientas personas.

De todas esas agrupaciones, destacan las siguientes cuatro:

1. Somos México, agrupación de centro-izquierda, que surge del Frente Cívico Nacional conformado a su vez a partir de la Marea Rosa que llenó las calles el año pasado reclamando la independencia del INE y respeto por la democracia. Sus principales perfiles son Guadalupe Acosta Naranjo, Beatriz Pagés, Emilio Álvarez Icaza, Cecilia Soto y Edmundo Jacobo.

2. Partido México Republicano, grupo de ultraderecha, encabezado por Juan Iván Peña Neder, cercano a Elba Esther Gordillo, que surge de lo que en 2020 fue el partido Redes Sociales Progresistas, que perdió el registro en 2021. Cuidado, el discurso de Peña Neder es poco menos que pro nazi.

3. Viva México, también de extrema derecha, surge a partir del intento infructuoso de conformar una candidatura independiente a la presidencia de la República en 2024 encabezada por el actor Eduardo Verástegui, que en su momento solo recabó el 15% de las firmas que se necesitaban para ello. 

4. México Nuevo – Paz y Futuro, organización si una clara ideología, que surge a partir del frustrado proyecto de conformar una candidatura independiente a la presidencia de la República en 2024 para el ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, que solo recabó el 6% de las firmas que se necesitaban para tal propósito. 

Con tales antecedentes y magros resultados es muy difícil que estas dos últimas organizaciones obtengan el registro. De hecho, para ninguna será sencillo. En su momento, México Libre, encabezado por el ex presidente de México, Felipe Calderón, tenía una organización mucho más sólida que la de los actuales aspirantes, y aún así lo frenaron en el Tribunal Electoral. Ahora que tanto el INE como el Tribunal están tan alineados al oficialismo se antoja mucho más difícil.

En algún escenario empero, el oficialismo podría dejar pasar a Somos México y a Viva México, como estrategia para dividir el voto opositor, y a Peña Neder, para usar ese partido a su favor como lo hizo en 2021.

México sin embargo, no necesita más partidos políticos, al contrario, necesita cohesión en la oposición. Si a la hora buena vemos que aparecen por ahí nuevos partidos opositores, será porque así le conviene al oficialismo. Espero que la oposición no sea tan ilusa como para dejarse dividir por el régimen, y propicie la unidad que la haga fuerte.

Tal unidad requiere altura de miras. Y si bien con Viva México no hay mucho qué hacer, el PAN deberá mantener un vínculo cercano y cordial con Somos México (Frente Cívico o Marea Rosa), ya sea para arribar en su momento a una alianza de facto, en caso de que obtuviere el registro, o bien, para abrirle las puertas a sus integrantes en el más probable caso de que el oficialismo los bloquee, y no alcancen su objetivo de convertirse en partido político.

La oposición debe estar consciente de que representa al 46% del electorado mexicano, y que en tal virtud, de mantenerse unida, puede dar una gran batalla hacia el 2027. Es mucho lo que está en juego.

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