Molesto por las opiniones adversas que los embajadores de los Estados Unidos y de Canadá vertieron respecto de la reforma judicial, el presidente López Obrador decidió poner en pausa la relación con ambas embajadas. No queda claro qué implica eso de pausar una relación diplomática
¿Estarán nuestros jueces a la altura de los tiempos, o serán corresponsables del ascenso del autoritarismo como lo fueron los negligentes jueces de Weimar?
Fue un proceso espurio que bien pudo haber sido declarado nulo habida cuenta el caudal de violaciones a los principios democráticos que dispone la Constitución.