Carlos Loret de Mola compareció ayer en la mañana ante el juzgado civil ubicado en la Colonia Doctores acusado de daño moral por Pío López Obrador. La denuncia reside en los videos emitidos por Latinus en agosto de 2020, en que Pío recibe dinero de David León Romero para financiar la campaña de Andrés Manuel. Las grabaciones, autorizadas por David León, se realizaron el 31 de mayo y el 26 de junio de 2015.
A causa de un supuesto daño moral, Pío solicita una indemnización de 200 millones del comunicador y otros 200 de Latinus. Ni la denuncia, ni la comparecencia tienen sentido. Resulta evidente un ataque a la persona de Carlos Loret violando el derecho de libertad de expresión, cuyo propósito no es la verdad ni la reparación de un daño injustificado sino el acoso al periodista que ejerce su profesión. Es probable que Andrés Manuel no sólo supiera sino que animara a su hermano a interponer la demanda. Ni a Andrés Manuel ni a su hermano les interesa la verdad, sino perjudicar al informador. Todo indica un acto de autoritarismo y abuso de poder. La animadversión entre el presidente y el periodista se transformó en guerra declarada una vez que Loret fue expulsado de Televisa a inicios del sexenio.
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El periodismo de Loret de Mola es cuestionable, pero no puede cuestionarse su derecho a la libertad de expresión. Cosa distinta es que haya convertido ese derecho en factor de acoso al presidente. El periodista abusa de un derecho que convierte el oficio en otra cosa. Muchas críticas de Loret a Andrés Manuel se fundamentan en la verdad, pero otras no. Todas se amparan en el derecho a la libertad de expresión que empieza a devaluarse en sus labios. Lo que Loret ha conseguido desde sus espacios informativos es presentarse como la voz más crítica de la 4T, aparecer como el opositor más decisivo al gobierno, usurpar la función que corresponde a la oposición política. ¿Debe un periodista ejercer la tarea propia de partidos políticos? Loret de Mola denuncia la polarización a la que López Obrador somete a la sociedad, pero no reconoce su relevante contribución a esa polarización. Las declaraciones de ayer a la entrada y salida de los juzgados exhiben la estrategia del informador equiparable a la que denuncia todos los días de López Obrador: victimizarse. Ahora mismo, Loret es referencia de la oposición pero eso no le exculpa de sus excesos. Da la impresión de que manipula en provecho propio a una porción de la ciudadanía.
Carlos Loret es víctima del poder del presidente. Pero Loret ha dejado víctimas en su carrera profesional consecuencia de sus malas prácticas. El periodista en estos momentos es objeto de un indiscutible autoritarismo contrario a la libertad de expresión. Pero no es menos cierto que se le tuvo que retirar la licencia para ejercer la profesión hace tiempo. Ambos actúan mal a sabiendas de que lo hacen: son prevaricadores. Andrés Manuel López Obrador ataca el derecho a la libertad de expresión para acosar a Carlos Loret de Mola, Carlos Loret de Mola utiliza el derecho a la libertad de expresión para acosar a Andrés Manuel López Obrador. Ambos polarizan, recurren a la demagogia, se victimizan, manipulan, mienten. Dos almas gemelas.