Final de locura y medalla al cuello

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Fue muy de madrugada en México cuando los clavadistas Osmar Olvera y Jesús Celaya, saltaron a la piscina desde el trampolín de tres metros y en verdadera demostración de sincronía, pusieron, por primera vez a los chinos, que son dominantes en los saltos ornamentales, en aprietos, y es que después de tres cuatro clavados, se veía cerca la posibilidad del oro.

Las medallas se construyen desde el clavado uno y hasta el último, en este caso son seis para la final sincronizada. Los chinos empezaron con fuerza y contundencia en los dos primeros que son obligatorios en su grado de dificultad, los dos con calificaciones superiores a 50 puntos; los mexicanos tiraron un segundo clavado muy flojo, por debajo de 47 puntos, lo que al final de la competencia les peso, pues perdieron la medalla de oro por apenas dos puntos.

Es verdad que Long y Wang, los saltadores chinos sufrieron lo indecible, y las imágenes son contundentes, en la última ejecución de los mexicanos que tiraron uno de los clavados de más alto grado de dificultad de la competencia. Las cámaras los tenían enfocados y el resultado final contrasto con su expresión, lo que dio lugar a la especulación, pero hasta ahí.

México sigue siendo un país potencia en los clavados, estos jóvenes, entrenados por la entrenadora china Ma Jin, quien llego en intercambio deportivo de entrenadores, contratada en 2008 por la CONADE, hoy demuestra que es una de las mejores entrenadoras del mundo. Lo demostró desde siempre con Rommel Pacheco, Paola Espinoza y varios atletas más, pero hoy creo que demostró su maestría.

Todos los mexicanos amanecieron con la noticia de u a medalla, nada mejor para iniciar un día que saberse campeones, merecedores y bien representados. Felicidades a los atletas y a la espera de más triunfos, Osmar aun tiene oportunidad de más medallas.

Lo que no es correcto es que las autoridades deportivas, cualquiera que sea su nombre y sus pasados gloriosos, utilicen el triunfo o la derrota para sacar espadas y tirar a morir. Ni una tiene toda la razón, ni la otra los argumentos, lo que esta pasando hoy en los escenarios deportivos debe ser reconocido más allá de lo que hagan los de pantalón largo, al final los resultados son, como decía Zapata con la tierra, de quienes los trabajan y quienes los trabajan son los deportistas, con más o menos apoyo, pero al final correteando su sueño y su esperanza de pasar a la historia. Son las familias, las verdaderas responsables del patrocinio de cada deportista y son en conjunto quienes deberían recibir el reconocimiento, por cuanto corresponde al estado o a la comunidad olímpica, solo esta el respaldo y el trabajo fino.

Bien por los deportistas, que sigan los triunfos, que sin duda vendrán.

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