El obradorismo se queda sin energía

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Literalmente, el gobierno en turno se ha quedado sin energía. Apagones escalonados han tenido lugar en 18 Estados de la República afectando a millones de personas, y los especialistas alertan sobre la posibilidad de que esto siga ocurriendo en el futuro de manera intermitente. El presidente de la República en cambio, minimiza el asunto y asegura que el problema es temporal. Llegó a aseverar que esto era excepcional y que no habría más apagones, solo para que, justo al día siguiente se presentaran apagones en 9 ciudades más.

Lo cierto es que durante todo este sexenio se han venido tomando decisiones erróneas, algunas por negligencia y otras por ideologización, que han provocado la debilidad del sistema eléctrico nacional. Algo de esto ya lo advertía desde 2019 el ex presidente de la Comisión Reguladora de Energía, Guillermo García Alcocer, sí, aquel al que el presidente le pidió la renuncia por sus críticas a la política energética, y a quien más tarde inhabilitó por 10 años por un supuesto conflicto de interés.

En sus advertencias, García Alcocer decía que, con la política energética emprendida por el gobierno actual, habría apagones en unos tres años. Tenía toda la razón, pero en su momento, Manuel Bartlett, director de CFE, espetó que “decir que habrá apagones es terrorismo eléctrico”. Ya vemos los resultados; a quien se le cayó el sistema electoral en 1989, ahora se le cayó el sistema eléctrico.

Pero insisto, el problema era previsible y evitable, ya que deriva de una mayor demanda de energía que se sabía que llegaría, primero, por el cambio climático que incrementa las temperaturas y provoca una mayor demanda de aparatos enfriadores, y segundo, por la relocalización (nearshoring) que aumenta la cantidad de empresas que vienen a México para exportar a Estados Unidos y que también incrementan la demanda de energía.

Sin embargo, lejos de prepararse para estos eventos y aprovechar el fenómeno de la relocalización para detonar el crecimiento económico y el empleo, el gobierno, por razones ideológicas, desincentivó la inversión privada en generación de energía cambiando las reglas de despacho para privilegiar la electricidad generada por CFE por encima de la de las empresas que lo hacían hasta por una quinta parte del costo, y de una manera más limpia (eólica y fotovoltaica).

Obviamente esto inhibió la inversión privada en plantas de energía porque nadie en su sano juicio pondrá su dinero en un mercado jurídicamente inseguro y desequilibrado. Esto a su vez desacelera el crecimiento económico porque todas las industrias demandan energía; no por nada durante este sexenio hemos crecido apenas un 0.7% en promedio anual, y de hecho, se sabe que el sector energético debería crecer siempre un 50% por encima del crecimiento económico general, es decir, si la economía crece un 1%, exigirá un crecimiento del 1.5% en el sector energético. Estamos lejísimos de eso.

Por otra parte, el gobierno, displicente, no solo inhibió la inversión privada, sino que tampoco hizo la inversión pública en generación de energía que se requería. Durante los últimos 5 años, la CFE ha invertido solo 700 millones de dólares anuales en promedio, cuando se requieren al menos 4,200 para generar 3.5 gigavatios, y, si consideramos el nearshoring, se requieren 5,400 millones de dólares anuales para generar 4.5 gigavatios. Increíblemente, el gobierno compró 13 plantas a Iberdrola por 6,200 millones de dólares, sin que esta inversión implicara aportar ni un solo kilovatio adicional al sistema, ya que la producción de esas plantas ya era para CFE. La decisión, otra vez, fue meramente ideológica.

Además, el gobierno ha sido negligente con la red de transmisión y distribución, de la cual tiene el monopolio, ya que tampoco ahí ha hecho las inversiones necesarias, provocando saturación de líneas e interconexión insuficiente.

Y, por si fuera poco, eliminó el horario de verano que permitía aprovechar una hora de luz solar adicional al día. Recordemos que la demanda pico se presenta entre las 7pm y 11pm cuando la gente prende sus luces, sus aparatos de clima, sus televisores, etc., y los hoteles y restaurantes incrementan su actividad. El horario de verano ayudaba a evitar el estrés de demanda en las líneas en esas horas pico, pero otra vez, por razones políticas, el horario de verano se eliminó.

El cambio climático no es culpa del obradorismo, pero todo lo demás, sí. Es por sus pésimas decisiones que se ha quedado sin energía, y creo que el 2 de junio sufrirá un mega apagón.

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