El 1 de septiembre es el día del Presidente, es jornada en la que comunica logros y conquistas de los doce meses anteriores. Se trata de un día marcado por los festejos y celebraciones de sus seguidores, pero también por las críticas y denuncias de sus detractores. Este viernes no fue la excepción. El informe presentado por la Secretaría de Gobernación, Luisa María Alcalde, fue irrelevante, pero significativo por quien lo presentaba. Luisa María Alcalde representa el nepotismo y la arbitrariedad del obradorato empeñado en distanciarse de palabra de sus predecesores pero obstinado de facto en imitarlos. En el gobierno de López Obrador no hay imaginación ni creatividad, solo un discurso repleto de lugares comunes que a cinco años de gobierno solo despiertan un bostezo. El informe fue irrelevante por dos razones: el informe mismo y la irrupción definitiva de la vendedora de gelatinas, Xóchitl Gálvez. Nada hay que decir de las tareas y éxitos de un gobierno que ya alcanza la cifra de 160,000 homicidios, que ha revelado negligencia culposa en el combate a la pandemia de la Covid con casi 800,000 muertos, que ha paralizado al INAI durante cinco meses por intereses políticos arrumbando el legítimo derecho de los ciudadanos a la información, que ha sometido a un acoso intolerable a la SCJN, que ha intervenido con fines inconfesables el INAI, que anuncia que Dos Bocas ya está en proceso de producción cuando falta mucho tiempo para que se haga realidad, que inaugura un tramo reducido del tren Maya porque no hay más trazado ni se le espera, que ha incurrido en una corrupción sin precedentes que afecta sobre todo al círculo íntimo del Presidente. Frente a este panorama no hay nada que informar que no sea el acostumbrado cúmulo de palabras que opera como narcótico cotidiano para evadir la realidad.
Sin embargo, ese día sucedió algo que el presidente omitió y que fue lo único destacado de la anodina jornada con ínfulas de extraordinaria. Se presentó Xóchitl Gálvez como candidata del Frente Amplio. Con frescura y espontaneidad comunicó que asumía su candidatura, que competiría por un México mejor, que intentaría no defraudar la confianza que habían depositado los ciudadanos en ella, que agradecía a Beatriz Paredes su constancia en el proceso de elección. Un discurso que recuerda a tantos discursos con la virtud de que sonó a verdad frente a la incontinencia verbal del Presidente y acólitos, abriendo la puerta de par en par a la esperanza de regresar la democracia a México después de un secuestro demasiado largo. La sencillez de las palabras de la vendedora de gelatinas contrasta con la presunción de un Presidente que todavía no asume el cargo. Xóchitl venció al informe de López Obrador porque tenía algo que informar. El Presidente sólo informó sobre la nada, aunque después se comiera unos tamales de chipilín para hacer país y tocar pueblo. El populismo sólo vive de gestos nunca de acciones y menos de la verdad.
La candidata del Frente Amplio apostó a López Obrador a que la candidata de Morena será Claudia Sheinbaum. Ya veremos qué informa Andrés Manuel el miércoles una vez que Sheinbaum sea nombrada candidata. Seguramente dará la exclusiva de que Claudia Sheinbaum es la elegida de Morena ante la incredulidad de la mayoría. Informará lo que se viene informando desde hace dos años. Exactamente igual que el informe del viernes, un informe sobre la nada pero todo muy democrático y lleno de sorpresas.