Los líderes religiosos de Acapulco urgieron al crimen organizado a detener los actos de violencia contra la población de Guerrero, en medio de la situación de inseguridad que prevalece en el estado.
En un comunicado emitido en redes sociales, destacaron que como parte del clero no pueden permanecer en silencio, sino que deben ser la voz de los marginados, los perseguidos y los humillados.
Comunicado de los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco SOBRE LA PAZ EN NUESTRO ESTADO DE GUERRERO
— CEM (@IglesiaMexico) February 18, 2024
El grito ensordecedor de las personas que han sido víctimas de múltiples formas de violencia tiene que ser escuchado por todos aquellos que deben asegurar la legalidad. pic.twitter.com/sVrblcExqb
Los obispos subrayaron la importancia de crear un entorno libre de intimidación y violencia, al tiempo que afirmaron que «nadie tiene el derecho de asesinar, cometer abusos sexuales, robar, mentir o esclavizar».
El grito ensordecedor de las personas y familias que han sido víctimas de múltiples formas de violencia tiene que ser escuchado por todos aquellos que deben asegurar la legalidad en nuestro estado y país, los que pueden contribuir a restablecer un orden justo en la sociedad y aquellos que dañan a la sociedad”, señalaron.
Por lo tanto, instaron a aquellos que han adoptado el crimen como un estilo de vida a «detener sus abusos contra las personas, las familias, los pueblos y las ciudades».
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Además, hicieron un llamado a los líderes gubernamentales para que «eviten ser superados por aquellos que intentan controlar el ánimo, la economía y el futuro de los municipios».
En caso contrario, advirtieron los obispos, el malestar social llevará a que las comunidades asuman funciones que corresponden a las fuerzas del orden.
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Por otro lado, pidieron a las familias fomentar actitudes de paz entre sus miembros y «evitar unirse a quienes promueven una cultura de violencia y muerte».
Este llamado de los obispos de Acapulco se produce después de que cuatro obispos de Guerrero sostuvieran encuentros con líderes del crimen organizado en busca de un cese al fuego en la región.
Aunque la Iglesia en Guerrero intentó mediar con los grupos criminales, estos se negaron a firmar acuerdos al no estar dispuestos a ceder sus territorios.
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Cada uno de los obispos trató de persuadir a los grupos delictivos que operan en sus respectivas áreas: en Acapulco, el arzobispo Leopoldo González González; en la región de Tierra Caliente, el obispo Joel Ocampo Gorostieta; en Tlapa, el obispo Dagoberto Sosa; y en la región Centro, el obispo José de Jesús González, quien señaló que continuarán dialogando con los líderes criminales.
