Alberto Pérez Dayán, integrante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), enfatizó este lunes que ningún poder prevalece sobre la Constitución mexicana. Durante la conmemoración del 107 Aniversario de la Constitución en el Teatro de la República de Querétaro, Pérez Dayán subrayó que la Constitución otorgó a la SCJN la capacidad para invalidar leyes, «independientemente de su origen, ya sea electo o no».
‘La Constitución es una ley fundamental y así debe ser considerada por los jueces’, escribió Alexander Hamilton en 1788, El Poder Judicial tiene perfectamente claras esas palabras y entiende que por encima de la Constitución no hay poder alguno, nada ni nadie, no permitamos que esto se olvida o se confunda”, indicó
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«Es precisamente la Constitución federal, la que conmemoramos hoy, la que proporcionó a la SCJN las facultades suficientes para invalidar cualquier acto que no la respete, independientemente de su fuente, electa o no electa, sin distinción alguna», señaló el ministro de la Suprema Corte.
Pérez Dayán enfatizó que «bajo estas premisas, todos debemos coincidir en que los tres poderes de la unión y sus miembros, cualesquiera que sea su origen, son democráticos al surgir del propio estamento constitucional.
“Aquí ninguno es más democrático que el otro. El texto supremo explica, en su artículo3, que por democracia debemos entender no solamente aquella estructura jurídica y un régimen político, sino un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”, argumentó
Este lunes, Pérez Dayán recalcó que cada fallo emitido por el Poder Judicial es una defensa de la Constitución y del pueblo mismo.
«Cada sentencia del Poder Judicial que obliga a aquellos que no cumplen con el mandato de la Constitución o la ley a realizar lo que estas prescriben representa un acto democrático que honra la confianza popular depositada en él. En otras palabras, hacer cumplir la ley es uno de los actos más genuinos del servicio público», enfatizó
«Defender a la Constitución es defender al pueblo mismo, aunque no siempre se quiera atender así. Duele escucharlo, lo sé, pero más doloroso sería dejarlo pasar», concluyó.
