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En medio de la violencia y la inseguridad que asolan la frontera de México con Guatemala, más de 200 indígenas desplazados del municipio de Amatenango de la Frontera han solicitado ayuda urgente al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Estos desplazados, en su mayoría pertenecientes a la etnia mam, han sido forzados a abandonar sus hogares y tierras debido a la disputa entre cárteles del narcotráfico, que ha dejado a su paso destrucción y desolación en sus comunidades.
Desde 2021, estos indígenas han vivido bajo la constante amenaza de grupos armados que se disputan el control de la región. Artemio, un indígena desplazado de 70 años que prefirió no revelar su apellido por razones de seguridad, relató las intimidaciones y ataques que han sufrido, lo que ha provocado la pérdida de sus bienes, viviendas y cosechas. «Venimos a buscar ayuda, vimos que vienen autoridades desde Ciudad de México, por eso nos acercamos, para que nuestro Gobierno nos pueda brindar seguridad», expresó Artemio, visiblemente afectado por la situación.
El temor de un posible regreso a sus comunidades es palpable entre los desplazados. Clara, otra indígena mam de la comunidad de Bejucal del Campo, compartió el dolor de haber tenido que huir de su hogar tras la incursión de un grupo criminal que saqueó y quemó casas, dejando a una mujer desaparecida. «Ya no es habitable el lugar donde vivíamos», afirmó con tristeza.
Ante la gravedad de la situación, el Gobierno federal ha iniciado jornadas de atención en Amatenango de la Frontera, con la esperanza de generar condiciones para el retorno seguro de las familias desplazadas. Omar de Lassé, titular de la Unidad de Atención a Organizaciones Sociales de la Secretaría de Gobernación, informó que se ha desplegado un operativo de seguridad con agentes del Ejército Mexicano y la Policía Estatal en la carretera Sierra Fronteriza, en un intento por frenar los ataques y restaurar la paz en la región.
A pesar de estos esfuerzos, los desplazados insisten en que las condiciones para regresar a sus hogares no son seguras, ya que los ataques ahora también afectan a la población civil. La incertidumbre y el miedo persisten en las comunidades de Amatenango de la Frontera y Mazapa de Madero, donde pocas personas se atreven a salir de sus casas, temerosas de los ataques que continúan acechando la zona.
En respuesta a esta crisis, el Gobierno mexicano ha comenzado a desplegar caravanas de salud y módulos de Bienestar, acompañados por la Guardia Nacional y el Ejército, con el objetivo de garantizar un retorno seguro para los desplazados. Sin embargo, la angustia y la desconfianza continúan marcando el día a día de estas comunidades, que siguen esperando una solución definitiva que les permita recuperar sus vidas y sus tierras.