Un análisis llevado a cabo por El Poder del Consumidor revela que ninguno de los 10 autos más vendidos en México en lo que va de este año cumple con los estándares básicos de seguridad recomendados por organismos y asociaciones internacionales. Stephan Brodziak, coordinador de seguridad vehicular de la asociación civil, informó que se evaluaron 169 modelos 2023-2024, representando conjuntamente el 88.3% de las ventas en los primeros nueve meses del año.
Según el estudio, al menos tres modelos, a saber, Nissan NP 300, Nissan March y Kia Río Sedán, fueron catalogados con el mayor incumplimiento de las especificaciones de seguridad establecidas por Naciones Unidas. La prueba de desempeño del Kia Río Sedán se realizó bajo un protocolo anterior, y según el Latin NCAP, si se repitiera bajo el protocolo actual de 2023, el resultado podría ser aún peor.
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Aunque algunos fabricantes, como March y Mazda, han mejorado el equipamiento de sus autos, no han sometido los vehículos a nuevas evaluaciones de Latin NCAP para verificar el rendimiento de estos nuevos elementos. Notablemente, el Kia Río Sedán y Nissan NP 300 carecen del control electrónico de estabilidad, una tecnología que podría reducir significativamente la probabilidad de accidentes.
En el periodo de enero a septiembre de 2023, se vendieron 289,219 unidades de los 10 vehículos más populares, representando el 29.6% del total de vehículos ligeros comercializados. Además, siete de estos autos, incluyendo Renault Kwid, Mazda 2, Mazda 3, Chevrolet GM Aveo, Nissan Sentra, MG Motor MG5 y Nissan Versa, cumplen parcialmente con las recomendaciones de seguridad, pero no se consideran seguros para los usuarios.
Carolina Pérez, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública, destaca la relevancia de la seguridad vehicular en México, donde aproximadamente 16,000 personas mueren anualmente en accidentes de tránsito. Se estima que 2.8 de cada 10 decesos podrían prevenirse si todos los vehículos contaran con las ocho tecnologías básicas de seguridad recomendadas por la ONU. Este análisis subraya la urgencia de mejorar los estándares de seguridad en la industria automotriz mexicana.
