Los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG) han emergido como los titanes del tráfico de drogas en México, aprovechando estrategias distintas para expandir sus operaciones y consolidar su dominio en el mercado ilícito.
Ambos grupos delictivos están buscando ampliar su presencia hacia mercados internacionales más lucrativos, particularmente en Asia y Oceanía. Esta ambición ha llevado a una intensa competencia por el control de las drogas sintéticas, colocando a los cárteles de Sinaloa y Jalisco como los más poderosos del país.
Según la Evaluación Nacional de la Amenaza de Drogas de la DEA, las drogas sintéticas, como la metanfetamina, han demostrado ser especialmente rentables para los cárteles, al ser más económicas de producir y menos susceptibles a factores como malas cosechas o condiciones climáticas adversas.
El Cártel de Sinaloa ha consolidado su posición al asegurar un control significativo sobre el suministro global de precursores químicos, facilitando la producción de metanfetamina de alta pureza en sus laboratorios clandestinos. Esta droga ha permitido al cártel expandirse hacia mercados más lucrativos en Asia, Australia y Nueva Zelanda, donde las ganancias pueden ser hasta cien veces mayores que en Estados Unidos.
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Por otro lado, el CJNG ha invertido en «súper laboratorios» para la producción masiva de drogas sintéticas como la metanfetamina. Estos laboratorios clandestinos están equipados con tecnología de grado industrial y farmacéutico, permitiendo la producción de grandes cantidades de droga en cada ciclo.
Para mantener una producción estable, el CJNG adquiere grandes cantidades de precursores químicos y mantiene reservas en caso de aseguramientos, cambios en las regulaciones de venta o interrupciones en la cadena de suministro.
La metanfetamina, siendo la segunda droga con mayor índice de mortalidad por sobredosis en Estados Unidos, representa un desafío significativo para las autoridades. Según la DEA, el 31% de las muertes relacionadas con drogas en Estados Unidos son atribuibles a psicoestimulantes, principalmente metanfetamina.
En los primeros seis meses de 2023, más de 17 mil estadounidenses murieron por sobredosis y envenenamiento relacionado con psicoestimulantes, resaltando la gravedad de esta crisis.
