La Ciudad de México (CDMX), asentada sobre terrenos antiguamente cubiertos por lagos y ríos, enfrenta una constante amenaza sísmica debido a la presencia de fallas geológicas en su subsuelo.
Estas fallas, zonas donde las placas tectónicas se encuentran y pueden liberar energía en forma de terremotos, son una preocupación constante para la seguridad estructural y la planificación urbana en la metrópoli.
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Entre las múltiples causas que explican la frecuente actividad sísmica en la metrópoli, destaca la presencia significativa de fallas geológicas en su territorio. Estas fallas, regionales y de relevancia crucial, contribuyen a la dinámica sísmica constante que caracteriza a la CDMX.
Las principales fallas geológicas regionales que inciden en la CDMX incluyen la falla Copilco (CO), Mixhuca (MI), Santa Catarina (CA) y San Lorenzo Tezonco (SLT). Algunas de estas fallas se clasifican como normales, resultado de esfuerzos de tensión y orientadas en consonancia con provincias fisiográficas importantes que rodean el valle de México.
La interacción de estas fallas agrega complejidad al panorama geológico de la ciudad, incrementando la probabilidad de eventos sísmicos. La importancia de comprender estas fallas radica en la necesidad de fortalecer la infraestructura, ajustar los códigos de construcción y fomentar la conciencia pública sobre la preparación para emergencias.
A pesar de los avances en la prevención sísmica y la resiliencia urbana, la CDMX sigue siendo un ejemplo de ciudad que vive con la realidad constante de las fallas geológicas.
La investigación continua y la vigilancia geológica son esenciales para desarrollar estrategias efectivas de mitigación y respuesta, garantizando la seguridad y bienestar de sus habitantes en un entorno sísmico tan dinámico.
