El presidente de la COP28, Sultan Al Jaber, cumplió su promesa de hacer que esta conferencia fuera «diferente» y marcó un hito al liderar la adopción de una decisión sin precedentes. Por primera vez en la historia de las conferencias climáticas de la ONU, los países participantes abrieron una vía para el «principio del fin de las energías fósiles».
Al Jaber, un emiratí de 50 años y empresario de renombre, se convirtió en el primer líder de una COP con antecedentes en el sector privado y en la industria petrolera. Su papel como director de la petrolera estatal le permitió forjar acuerdos cruciales con países del Golfo, tradicionalmente reacios a renunciar a la dependencia del petróleo.
A lo largo del año, Al Jaber enfrentó críticas y escrutinio por posibles conflictos de intereses debido a su posición en la petrolera Adnoc. En entrevistas con la AFP, defendió su trayectoria dedicada al desarrollo sostenible y su compromiso con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1.5 grados Celsius.
Como ministro de Industria y de Tecnologías Avanzadas de Emiratos Árabes Unidos, Al Jaber lideró la descarbonización de Adnoc, preparándola para el futuro. Su pragmatismo y realismo se reflejaron en su enfoque para ofrecer resultados concretos y mantener el objetivo climático.
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Sin embargo, su relación con la industria petrolera generó controversia cuando informes internos de la COP28 revelaron argumentos comerciales sistemáticos para Adnoc y Masdar en las reuniones con gobiernos extranjeros. A pesar de las críticas, Al Jaber reafirmó la importancia de la industria petrogasística en la transición hacia energías más sostenibles.
La COP28 concluyó con delegados de países aplaudiendo la adopción del acuerdo final, a pesar de algunas reservas. Al Jaber deja un legado significativo, siendo recordado como el líder que impulsó un cambio histórico hacia un futuro con menos dependencia de energías fósiles.
