La situación en Haití se torna cada vez más compleja con el surgimiento de pandillas delictivas, enfrentamientos armados, agresiones sexuales, manifestaciones, una masiva evasión carcelaria y la reticencia del primer ministro a ceder el poder.
Desde el fatídico julio de 2021, cuando el presidente Jovenel Moïse fue brutalmente asesinado en su residencia, el país ha quedado bajo el liderazgo del primer ministro Ariel Henry, pero sin un mandatario electo y sin haber celebrado elecciones democráticas.
Mientras tanto, la violencia desatada por grupos criminales sigue en aumento, sumiendo a la nación en un estado de caos y desesperación.
Las despiadadas bandas criminales ostentan un dominio absoluto sobre la Puerto Príncipe, explotando a la población y convirtiendo los barrios en feudos en guerra, mientras aislan el puerto internacional de Haití del resto del país.
Desde la semana pasada, Puerto Príncipe ha sido sacudida por una ola de ataques altamente coordinados de bandas, en los que grupos armados incendian comisarías de policía y liberan presos, desafiando directamente al impopular primer ministro de Haití, Ariel Henry.
El domingo, el Gobierno de Haití declaró el estado de emergencia después de que miles de reclusos aparentemente escaparan de su cárcel más grande.
Te puede interesar: Ataque a prisión de Puerto Príncipe deja varios muertos
Las bandas de Haití alguna vez fueron vistas como instrumentos de matonaje para políticos poderosos y élites empresariales. Pero hoy parecen haberse desligado de esos poderes; las bandas que asolan Puerto Príncipe se han transformado en «empresarios violentos» independientes, según un reciente análisis de la Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional.
En un país empobrecido con poco que explotar, las bandas están tratando a los seres humanos como mercancías: secuestraron al menos a 2,490 personas de la calle el año pasado para participar en un floreciente negocio de secuestros, según cifras de la ONU.
Las víctimas cuyas familias no pueden pagar su rescate suelen ser asesinadas, sumándose a los miles de personas que han perdido la vida por disparos indiscriminados, oleadas de incendios provocados y otros abusos. La tasa nacional de homicidios de Haití se duplicó el año pasado, alcanzando 41 asesinatos por cada 100,000 personas, según la ONU, una de las tasas de homicidios más altas del mundo.
La Policía Nacional de Haití, que cuenta con una nueva y agresiva unidad contra bandas, ha tenido cierto éxito en la captura de algunas figuras criminales y en detener la expansión de las bandas en áreas clave de la ciudad, incluso cerca de la embajada de Estados Unidos. Pero con casi 100 bandas en crecimiento en el área metropolitana, la fuerza simplemente no tiene la capacidad ni la formación para restaurar la calma en el país, dicen las fuentes.
Según cifras de la ONU, los agentes de la policía haitiana están renunciando en masa: 1,663 agentes se fueron solo en 2023.
Te puede interesar: México emite alerta de viaje a Haití por recientes enfrentamientos
