El presidente de Hungría y actual presidente de la Unión Europea para los próximos seis meses, Viktor Orban, visitó el Kremlin para negociar el alto el fuego entre Moscú y Ucrania, después de que días atrás hubiera mantenido conversación en Kiev con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
“Los últimos dos años y medio han demostrado que la guerra en nuestra región no tiene solución en el campo de batalla”, se lee en la página de Facebook del ministro de asuntos exteriores húngaro, Peter Szijjarto, quien ha acompañado a Orban hasta Moscú.
“Es necesario un alto al fuego y conversaciones de paz lo antes posible para poner fin al sufrimiento humano. Esperamos que la reunión de hoy en Moscú pueda acercarnos a la paz”, añadió Szijjarto.
A pesar de que el presidente de Hungría es también el presidente rotatorio de la UE, Orban ha subrayado que esta visita no se inscribe dentro de una acción diplomática de la UE, sino “exclusivamente” en el marco de las relaciones “bilaterales” entre Hungría y Rusia.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se ha referido a esta reunión entre Putin y Orban como una iniciativa exclusiva del presidente de Hungría que “por su puesto” no representa a la OTAN.
Stoltenberg ha informado que estaba al corriente de esta visita, a diferencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la presidenta del Consejo Europeo, Charles Michel. Ambas instancias han circulado un comunicado que indica que el viaje de Orban a Moscú se ha debido a iniciativa del presidente húngaro sin consulta previa con los responsables de la UE.
“Lo importante es que todos los aliados están de acuerdo en que Rusia es el agresor y responsable de la guerra y que la integridad territorial y la soberanía de Ucrania deben ser respetadas”, ha indicado Stoltenberg en la conferencia informativa previa a la cumbre de aliados de la OTAN a celebrarse entre el 9 y el 11 de julio en Washington.
A pesar del eco mediático que ha recibido la visita de Orban a Putin, fuentes de la OTAN insisten en no “sobredimensionar” su importancia porque su impacto político es casi “nulo” y, aunque genera una situación “incómoda” e “indeseable”, ni Hungría ni su presidente son decisivos en las políticas de la OTAN.
La Unión Europea ha optado por soslayar lo que Budapest califica de “misión de paz”, pero ha insistido en que esas conversaciones no representan a la UE aunque Orban haya aprovechado la presidencia de la UE para enmarcar sus conversaciones de paz.