Las autoridades estadounidenses elevaron a 191 el número de fallecidos por el devastador paso del huracán Helene, que afectó seis estados y se convirtió en uno de los más mortíferos de los últimos 50 años en el país. La tormenta también dejó a más de 1.3 millones de personas sin suministro eléctrico.
En las montañas del oeste de Carolina del Norte, donde los habitantes quedaron incomunicados y sin electricidad tras el paso de Helene hace casi una semana, las comunidades recurrieron a métodos tradicionales para mantenerse en contacto y sobrevivir. En la plaza del pueblo de Black Mountain, líderes locales se subieron a una mesa de picnic para informar a los vecinos sobre el posible restablecimiento de la energía. Una mujer anotaba la información para luego compartirla con otros residentes, mientras un tablón improvisado enumeraba los nombres de los desaparecidos. En otras áreas, mulas transportaban suministros médicos a casas en las montañas, y los vecinos cocinaban en fogones portátiles y recolectaban agua de los arroyos, demostrando una gran solidaridad entre ellos.
El presidente Joe Biden sobrevoló la zona afectada en helicóptero y elogió la respuesta tanto del gobernador demócrata de Carolina del Norte como del gobernador republicano de Carolina del Sur, destacando que en momentos de desastre «se deja la política de lado». Equipos de rescate seguían buscando sobrevivientes en las áreas más afectadas, mientras aviones del gobierno entregaban alimentos y agua a las regiones más aisladas.
Robin Wynn, residente de Asheville, narró cómo escapó de su casa cuando las aguas inundaron su vecindario. «No sabía qué iba a pasar, pero salí y estoy viva», dijo tras llegar a un refugio. Ahora, de vuelta en casa, agradece el apoyo de sus vecinos, quienes se han estado asegurando de que todos tengan agua y alimentos.
En las zonas montañosas, helicópteros rescataron a personas varadas, mientras equipos de rescate despejaban caminos bloqueados por árboles caídos para buscar casa por casa. A pesar de los esfuerzos, más de 1.1 millones de personas seguían sin energía eléctrica en los estados de Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia, donde el huracán golpeó como una tormenta de categoría 4.
El presidente Biden prometió que el gobierno federal cubrirá los costos de remoción de escombros y otras medidas de emergencia durante los próximos seis meses, incluyendo la asistencia a los damnificados y los equipos de rescate. “No nos iremos hasta que todos se hayan recuperado por completo”, aseguró. La vicepresidenta Kamala Harris también se sumó a los esfuerzos, visitando Georgia para coordinar la respuesta federal en ese estado.
El huracán Helene ha dejado una profunda cicatriz en el sureste de Estados Unidos, con daños extensos y una comunidad que lucha por reconstruirse. Las autoridades siguen investigando incidentes como la trágica muerte de trabajadores en una fábrica de Tennessee, arrastrados por las inundaciones mientras seguían trabajando, y el uso de reos de «bajo riesgo» en Florida para ayudar en la limpieza de escombros.
