El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha cancelado su participación en la ceremonia de investidura del presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, programada para el 14 de enero. La información fue revelada por el secretario general de Comunicación de la Presidencia de Ecuador, Roberto Izurieta, durante una conversación con periodistas. Noboa tenía previsto mantener una reunión bilateral con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, durante su visita a Guatemala.
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Su decisión
La decisión de cancelar su participación en este evento se debe a la crisis que atraviesa Ecuador, donde el Gobierno ha declarado el «conflicto armado interno» y ha clasificado a varias bandas criminales como grupos terroristas. «El presidente Noboa tenía en su plan estar en la inauguración del Gobierno de Arévalo en Guatemala, donde tendría una conversación uno a uno con López Obrador», explicó Izurieta.
Además de la suspensión de su participación en la investidura en Guatemala, el mandatario ecuatoriano también ha cancelado su presencia en el Foro de Davos, programado del 15 al 19 de enero, donde tenía previstas dos charlas, una de ellas junto a su homólogo colombiano, Gustavo Petro, y con la vicepresidenta de República Dominicana, Raquel Peña.
La crisis en Ecuador, marcada por una escalada de violencia protagonizada por el crimen organizado, ha llevado a Noboa a centrarse en la gestión interna de la situación, colaborando estrechamente con la Policía y las Fuerzas Armadas. La participación del presidente en la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur), prevista del 24 al 28 de enero, aún no está confirmada y dependerá de la evolución de la crisis en el país sudamericano.
La tensión en Ecuador se intensificó esta semana con una serie de actos violentos, incluyendo motines en cárceles, estallido de autos, secuestro y asesinato de policías, así como la incursión armada en un canal de televisión en Guayaquil. Estos hechos, atribuidos a bandas criminales, coinciden con los esfuerzos del Gobierno de Noboa para recuperar el control de las cárceles ecuatorianas, muchas de las cuales están dominadas por grupos de delincuencia organizada.