En medio de una creciente crisis energética y una disminución de apoyo popular, el presidente Daniel Noboa enfrenta momentos turbulentos en Ecuador. Miles de pequeños negocios se vieron afectados por cortes de luz que superaron las cinco horas en algunas provincias ecuatorianas, a pesar de la aprobación de la ley «Cero apagones» a principios de año.
Estos acontecimientos coinciden con la cercanía de una Consulta Popular, sobre la cual Noboa ha depositado grandes expectativas. Sin embargo, la sesión extraordinaria de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) condenó por unanimidad el reciente asalto a la embajada mexicana en Quito, lo que podría minar aún más su respaldo.
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El malestar por los apagones ha generado una renuencia generalizada entre la ciudadanía, evidenciada en redes sociales y protestas callejeras. Encuestas no publicadas indican que Noboa podría estar perdiendo apoyo en preguntas clave de la consulta, como aquellas relacionadas con reformas constitucionales y arbitraje internacional.
Ante estas circunstancias, Noboa ha acusado a los apagones de sabotear su consulta popular, desestimando las críticas sobre la falta de inversión en infraestructura eléctrica. Sin embargo, expertos advierten que los apagones eran previsibles y necesarios para proteger la infraestructura eléctrica.
La crisis energética ha llevado a la renuncia de la ministra de Energía y ha generado una serie de denuncias por sabotaje. En un intento por calmar la situación, el gobierno ha anunciado medidas como cubrir el 50% de las facturas eléctricas de este mes y declarar el estado de emergencia energética.
Críticos como el analista político Mauro Andino cuestionan las acusaciones de sabotaje y la gestión del gobierno frente a la crisis. Mientras tanto, la demanda de una respuesta firme y la lucha contra la corrupción se han vuelto más urgentes en medio de la agitación política y social.
