Miles de israelíes salieron a las calles este sábado para reclamar al gobierno de Benjamín Netanyahu un acuerdo de alto al fuego en Gaza, que permita la liberación de los 116 rehenes que aún permanecen en la Franja. La jornada estuvo marcada por la celebración del rescate exitoso de cuatro cautivos, la primera buena noticia desde febrero en relación a los secuestrados.
Desde hace meses, cada sábado por la noche, dos grandes manifestaciones se congregan en Tel Aviv: una de críticos con Netanyahu, que exigen elecciones anticipadas por su gestión de la guerra, y otra de las familias de los rehenes y desaparecidos, que piden un acuerdo para su liberación.
“Lo estamos perdiendo todo, las cosechas se están quemando, el turismo está colapsando, las pequeñas empresas que aún funcionan están quebrando y, lo peor de todo, nuestras comunidades se están derrumbando”, declaró Reut Forstner Avraham, activista prodemocracia, en la protesta antigubernamental.
Los manifestantes criticaron al primer ministro por apresurarse al hospital para hacerse fotos con los cuatro rehenes rescatados en Nuseirat, en el centro de la Franja —en una operación en la que murieron al menos 210 palestinos— mientras se ha negado a firmar un acuerdo con Hamás para la liberación de los cautivos y apenas se ha reunido con sus familiares.
Los rehenes rescatados con vida son Noa Argamani, de 25 años; Almog Meir Jan, de 21; Andrey Kozlov, de 27, y Shlomi Ziv, de 40, quienes fueron secuestrados por Hamás en el festival de música “Nova” el 7 de octubre. Todos fueron llevados al hospital Sheba de Tel Aviv tras su rescate, pero Argamani fue transferida al hospital Ichilov para reencontrarse con su madre, enferma terminal de cáncer.
El exjefe de inteligencia del Ejército, Amos Malka, calificó la misión de rescate como “un éxito operativo increíble en un mar de fallas estratégicas” y mostró su crítica al primer ministro.
Los manifestantes exigen a Netanyahu que acepte la propuesta de tregua presentada por el presidente estadounidense, Joe Biden, hace una semana. Esta propuesta incluye una segunda fase que contempla el cese de las hostilidades y la retirada de las tropas, tras la liberación de todos los rehenes civiles vivos. Sin embargo, Netanyahu se niega a poner fin a la guerra, como exige Hamás, lo que mantiene las negociaciones estancadas desde noviembre, cuando se firmó la única tregua hasta ahora.