Javier Milei, presidente del partido ultraderechista La Libertad Avanza, generó controversia en su discurso de 40 minutos en el que llamó a la «refundación» del Estado argentino. Sus afirmaciones, catalogadas como «mesiánicas» por algunos analistas, abordaron cifras consideradas falsas y culminaron con la solicitud de un pacto político basado en diez puntos.
Entre estos puntos, Milei insistió en la importancia de una nueva ley base y la aprobación de un decreto de necesidad y urgencia que anula derechos y soberanía. Además, expresó su disposición a gobernar con o sin el apoyo de los gobernadores y el Congreso mediante decretos.
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En medio de su discurso, Milei cerró la Agencia Oficial Telam y reivindicó las políticas represivas, defendiendo el protocolo de seguridad rechazado por organismos internacionales de derechos humanos.
El líder político fue criticado por su falta de empatía con las familias argentinas que enfrentan dificultades económicas y la grave situación social. Sus declaraciones, que evocaron una imagen «mesiánica» en el ámbito jurídico, no ofrecieron soluciones concretas a los problemas que aquejan al país.
El discurso de Milei, marcado por una gran presencia de fuerzas de seguridad en la capital, generó reacciones en distintos sectores de la sociedad, incluyendo cacerolazos y reuniones en la capital. Su enfoque en el capitalismo y la descalificación del «populismo» en detrimento de los derechos ganados a lo largo de años de lucha, han sido objeto de críticas y preocupación.
En resumen, el discurso de Milei dejó más desesperación en la población argentina, que ve cómo la situación social y económica se deteriora sin soluciones claras a la vista.