Las primeras palabras del líder del Partido Laborista y próximo primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, han sido “el cambio empieza ahora”. Tras 14 años de gobierno conservador, el país ha optado mayoritariamente por el partido progresista que se ha alzado con una victoria contundente.
De momento, el partido laborista ha conseguido 412 escaños de los 650 que integran el parlamento, mientras los torys del actual primer ministro, Rishi Sunak, apenas alcanza 121 escaños.
Sunak, al menos, ha conseguido retener su escaño en la Cámara baja de Westminster, algo que hasta el recuento de votos estaba en duda.
Las cifras de escaños tienen una lectura más ilustrativa: el Partido Laborista suma 214 representantes a los que dispone en la actualidad, mientras los conservadores pierden 251.
A falta del conteo definitivo, el partido de Starmer podría superar los 418 que consiguió en 1997, siendo líder de la formación Tony Blair.
El Partido Tory experimenta una crisis sin precedentes, después de perder alrededor de 200 escaños de los 365 que habían obtenido en 2019, comicios ganados por Boris Johnson con la promesa de implementar el Brexit.
Sunak no ha podido mantener el proyecto político que lo impulsó a Downing Street, centrado en el combate a la inmigración y, en particular, anunciando la deportación a Ruanda a los solicitantes de asilo, medida declarada ilegal por el Tribunal Supremo. La poca credibilidad incluso entre sus seguidores ha resultado en el desastre electoral de su partido
