En una operación conjunta llevada a cabo el lunes, Estados Unidos y el Reino Unido llevaron a cabo bombardeos selectivos contra ocho posiciones controladas por los rebeldes hutíes en Yemen. El objetivo principal de la acción militar fue la degradación de la capacidad de los hutíes para continuar con sus ataques, específicamente focalizándose en la destrucción de sistemas de misiles, defensa aérea y radares utilizados por el grupo insurgente.
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Según detalles proporcionados por el Comando Central del Ejército estadounidense (Centcom), los ataques tuvieron éxito en neutralizar infraestructuras estratégicas que los hutíes utilizaban como bases de operaciones contra embarcaciones en el Mar Rojo. La operación contó con el respaldo de Australia, Baréin, Canadá, Países Bajos y Nueva Zelanda.
El comunicado
En un comunicado emitido por la Casa Blanca, se enfatizó que la acción militar tenía como objetivo evitar una escalada de la tensión en la región. Además, se destacó la participación y el respaldo de 17 países, incluyendo Italia, Alemania, Dinamarca, Rumanía y Corea del Sur, que firmaron la declaración conjunta reafirmando el derecho a la autodefensa.
La Casa Blanca y los países aliados condenaron los más de 30 ataques recientes lanzados por los hutíes contra buques militares y comerciales desde mediados de noviembre. Se calificaron estos ataques como una amenaza para todos los países que dependen del transporte marítimo internacional. La declaración exigía el cese inmediato de estas agresiones y señalaba que aquellos que suministran armas a los hutíes violan la Resolución 2216 del Consejo de Seguridad de la ONU y el derecho internacional.
Es importante destacar que los hutíes han justificado sus ataques como represalias por la ofensiva lanzada por Israel sobre la Franja de Gaza después del ataque del grupo palestino Hamás el 7 de octubre. La situación en la región continúa siendo tensa, y la comunidad internacional está atenta a los desarrollos posteriores.
