Este martes, Estados Unidos instó al presidente nicaragüense, Daniel Ortega, a liberar «de manera inmediata» al obispo Rolando Álvarez, quien fue condenado a 26 años y 4 meses de prisión, despojado de su nacionalidad y privado de sus derechos ciudadanos de por vida por delitos tildados como traición a la patria.
Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., emitió un comunicado en el que expresó: «Una vez más, hacemos un llamado al Gobierno nicaragüense para que libere inmediatamente y sin condiciones al obispo Rolando Álvarez».
We call on the Nicaraguan regime to immediately and unconditionally release Bishop Rolando Álvarez, who has been unjustly detained for 500 days. Freedom of belief is a human right. Álvarez's continued detention is unconscionable.
— Matthew Miller (@StateDeptSpox) January 2, 2024
Este pronunciamiento surge después de más de 500 días de la detención del obispo y un día después de que el papa Francisco, al término del primer Ángelus del año, manifestara su «preocupación» por la detención de sacerdotes católicos en Nicaragua.
El comunicado de Estados Unidos también cuestionó las condiciones de reclusión de Álvarez, obispo de las diócesis de Matagalpa y Estelí en Nicaragua, señalando que se le ha mantenido en aislamiento y bloqueado cualquier verificación independiente de su estado de salud.
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El Departamento de Estado criticó además la difusión de videos y fotografías por parte del Gobierno nicaragüense, aumentando las preocupaciones sobre el bienestar del obispo. En diciembre, tras la publicación de fotografías, un activista y abogado defensor de los derechos humanos sugirió que Álvarez era «víctima de torturas».
El obispo fue condenado en febrero de 2023 por delitos considerados de traición a la patria, y la condena incluyó la pérdida de su nacionalidad y la suspensión de sus derechos ciudadanos de por vida.
Esta sentencia fue dictada después de que Álvarez rechazara abordar un avión hacia Estados Unidos junto a otros excarcelados políticos, lo que generó la furia de Ortega, quien lo calificó de «soberbio», «desquiciado» y «energúmeno» en cadena nacional.
Cabe destacar que Álvarez es el primer obispo arrestado y condenado desde que Ortega asumió el poder en 2007, y las relaciones entre el Gobierno de Ortega y la Iglesia católica han estado marcadas por tensiones, expulsiones de sacerdotes y la suspensión de relaciones diplomáticas.
